Es muy común en las aldeas, pueblos, comarcas y en las casas de los campos reunirse a tomar el sabroso tinto en las tardes despues de las labores del dia a contar chistes, anécdotas, cuentos de espantos, duendes, brujas, muertos o apariciones de fantasmas, del diablo y toda aquella riqueza de folclore y la idiosincrasia de la gente de naturaleza campechana.
En cierta ocasión en Naranjal, (Valle del Cauca) se encontraban un grupo de pueblerinos tomando café y comiendo arepas de chocolo, un sábado en la noche, en esas tertulias nunca faltan los cuentos y despues de un historia terrorífica del muerto al cual vino busiraco en persona al velorio y se lo cargo amarrado con ferreas y gruesas cadenas de hierro, llevándolo directo y sin protocolo al mismo infierno, un fanfarrón de los que nunca faltan al notar que se santiguaban y tenian el miedo reflejado en sus rostros, para hacerse notar, ya que la hija menor del dueño de casa era quien atendía a la tropa y el no encontraba palabras para darle a saber que estaba mas tragado de ella que medias de montañero, entonces con un bosarron dijo: ¡nunca le he tenido miedo a nada, ni a nadie y he pasado por cualquiera lugar solo y la hora que sea de noche!
Ante la presencia de un machote de esa calaña, a uno de los participantes de la velada se le ocurrió desafiar a Juan sin miedo y lo reto con un premio de $200.000 pesos a que fuera al cementerio que esta como a un kilómetro de distancia, pero oculto detras de un colina, cuando este cercana la media noche, que segun los pueblerinos es la hora de salir los muertos de las tumbas y toda la tropelia de fuerzas demoniacas de sus escodites y el fantoche de siete suelas al levantar la cabeza ve a la musa de sus sueños de frente y que como casi le decia, es hora de que pruebes tu valor y tu hombria, ademas el convite que lo rodea lo presionan y lo azuzan para que demuestre su berraquera, recoge el guante y acepta el desafio, el retador pide prestado un martillo, piden a la matrona de la casa, un cinta o algo parecido y ella trae una negra que fue usada para hacer el moño sobre la ataúd de un difunto recien enterrado, se consiguen un puntillon, le hacen entrega al careguapo de la partida y le dan las indicaciones diciendo: para hacer mas tétrico y terrorífico el asunto, vaya a la tumba del ahorcado, que muchos atestiguan que lo han visto en las noches de luna recostado a la entrada del cementerio con un gran laso blanco en la mano y en la cruz que marca su sepultura, clave la cinta con el puntillon, cuando termine se viene que aqui lo esperamos, aguardaron hasta las 11: 50 min utos pm, le entregaron los implentos y añadio el desafiante, despues nosotros comprobaremos si cumpmio con lo pactado, aqui dejo con misia Trina el dinero y si lo hace como convenimos, ese dinero es suyo.
Cuando se llego el tiempo determinado mas de uno dijo, ya es hora, porque todos estaban expectantes para comprobar si este en relidad era el machote que aseguraba ser y cumplía su palabra. En efecto se puso su ruana, tomo la cinta, agarro el martillo y el puntillon e inició la cuesta rumbo al cementerio, todo estaba en oscuridad total, ese pueblo no habia electricidad de ninguna especie, las veladas en las casas se hacian a punta de lámparas de queroseno,de velas de parafina o de capachos prendidos en el patio y el último que se acostaba, era quien apagaba la última luz y todo quedaba en completas tinieblas, imaginemos ¿cómo podia estar el cementerio a media noche rodeado de arboles de gran envergadura y espeso follaje?
Don Juan sin miedo, llevo una linterna y vimos hasta que llegó a la mitad del camino por la tenue luz que irradiaba su lámpara, al llegar a una pronunciada curva se desaparecio por completo el haz de luz y de allí en adelante solo quedo la expetactiva y la angustiante espera, pero sin lugar a dudas recociendo el coraje y valor de esta individuo.
La cruz donde se devia clavar el puntillon era de arrayan, madera muy fina y fuerte y cuando comenzó a martillar, tuvo que hacerlo con dureza para que penetrara el clavo, se metio la linterna a la boca, para tener la libertad de usar las dos manos y dirigio el haz de luz al sitio donde devia clavar, esos golpes tan fuertes del martillo, lo hizo pensar, que podía estar interrumpiendo la paz de los muertos en su última morada y tal vez esto lo consideraban los difuntos como una profanación, aun con estos pensamientos no paro, y esos golpes contundentes en la oscuridad y silencio sepulcral sonaban como golpeteo de tambores que anuncian la marcha macabra de cadáveres en protesta u molestos por la alteración de su sueño eterno, en esto pensaba y sintio una corriente fria que corria a lo largo de la espina dorsal, lo estremeció y no solo sintio miedo, sino pánico casi sin control, al terminar la faena que le hizo creer que el tiempo se habia detenido, se dio media vuelta para iniciar el camino de regreso, sintió que fue agarrado por una poderosa fuerza de la ruana, ante tan escalofriante disyuntiva y la batahola para liberarse de aquellos poderosos garfios, lo primero que perdió fue la linterna y si saber como, logro zafarse la ruana y la dejo en las manos del furibundo ser de ultratumba que enfurecido salio de su lugar de descanso por haber sido interrumpido su reposo.
Algunos estaban especulando y uno de ellos acoto, yo creo que ese se devolvió con la linterna apagada, para que no lo notarámos y debe de estar en su casa haciéndonos creer que de verdad fue al cementerio. En ese preciso momento se oyen los trancazos de alguien que viene, no corriendo, sino dando saltos felinos de gran envergadura y aparece Juan sin miedo, jadeando, palido al extremo que casi alumbra en la oscuridad, los pelos herizados, los ojos a punto de saltar de sus órbitas por la dilatación espeluznante, sudando a raudales, tembloroso y mudo, cae antes de llegar a la sala examine, de inmediato es arropado con una manta, el que lo cubre exclama ¡esta yerto como un muerto de rio! consiguen unas sales para reactivar la conciencia, se las dan a oler, todos le hablan, otros le mueven la cabeza, lo sacuden, tratan de reanimalo, todos tienen temor de un desenlace fatal, la matrona de la casa dice: ven, eso les pasa por estar pertubando la paz de los muertos, con ellos no se juega, nadie debe meterse con ellos y de seguro todos uds que lo incitaron, en cualquiera sea el momento ese muerto les va a jalar las patas.
Pasaron veinte minutos hasta que comenzó a dar señales de vida, delirando decia: puntilla, muerto, ruana, sueltame que nunca te vuelvo a molestar, no me lleves, dejame tranquilo, y algunas otras frases incoherentes y sin ilacion.
Poco a poco le vuelve el alma al cuerpo, la respiración recobra su ritmo normal, le dieron una tasa de tinto cerrero con un tintero de aguardiente para espabilarlo y logran que se estabilice, recobra la compostura, ve que esta entre los vivos y que logro escapar de las garras de los muertos y entonces puede explicar lo sucedido.
Le preguntaron con expectación ¿lograste meter la puntilla con la cinta? Si, respondio con parquedad, añadiendo, lo pueden comprobar cuando quieran.
Con las primeras luces del alba una buena cantidad de tropa se fueron a corroborar la épica azaña, y en efecto alli en la cruz estaba el clavo con la cinta negra, la linterna a unos cuatro metros apagada porque agoto las baterías y la ruana clavada de una esquina el la cruz, el hombre sin miedo no se dio cuenta de este fortuito hecho y todo lo asocio con un muerto malhumorado, el no se ha enterado que los muertos no oyen, nada sienten y nada saben.
¡menos mal que era un hombre sin miedo!
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
¡menos mal que era un hombre sin miedo!
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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