Por
la razón simple y sencilla de que somos personas con defectos y esta condición
humana nos obliga a soportarnos, la incapacidad de aceptar a otros con sus
flaquezas, es la consecuencia directa de no estar conformes como somos y por lógica
razón no nos aceptamos así mismo y si somos incapaces de aceptarnos a sí mismos.
¿Seremos capaces de aceptar a otros? Pienso que no se trata de ser inflexibles
consigo mismo y blandengues con los demás, ni tampoco ser indulgentes
personalmente y reaccionarios con los otros, sino aprender el equilibrio, que
por cierto no está en el centro, sino en los lados de la balanza. Ni tan calvo,
ni con dos pelucas dice el adagio popular dándonos a entender que ningún
extremo es bueno.
Todo
esto es cuestión de saber quiénes somos y determinar que hay cosas que se
pueden cambiar o mejorar, que hay otras que no admiten cambios ni son susceptibles
de mejorar, pero sea cual sea la condición necesitamos aceptarlas, por la
necesidad de disfrutar de una buena salud mental, física, emocional y
espiritual. Ninguna persona absolutamente si está viviendo en desarmonía
consigo mismo, es capaz de tener armonía con su entorno y con sus semejantes y
en una proporción aun mayor con su Creador. Esa armonía proviene de la
seguridad y la confianza que disfruta al saber que tiene razones para existir y
para vivir, la peor desazón del ser humano es no saber porque existe y para que
vive y mientras no tenga resueltas esas incógnitas existencialistas, no podrá
tener paz que es lo que le produce armonía.
Mientras no estemos felices con lo que somos, plagamos de infelicidad a los que nos rodean, porque tu das lo que tienes, manifiestas lo que eres y haces lo que sientes, esa es la razón por la que la palabra de Dios declara : no erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. (1 co 15: 33). La tolerancia surge como medio de comprensión, entendimiento y asentimiento con los demás, es cuestión de reciprocidad, de darme cuenta que tengo defectos y virtudes y que todos estamos en el mismo nivel, por lo cual debo de aceptarte como eres aunque no esté de acuerdo con lo que eres. Siguiendo el pensamiento de Dios, el te ama como eres, pero indudablemente no está de acuerdo con lo que haces contrario a su voluntad, porque una cosa es aceptarte y tolerarte y otra muy distinta complacerse de lo que eres y haces.
Finalmente
si tu deseas tener todas las respuesta existencialistas y disfrutar la vida
terrenal aquí y la vida eterna en el más allá, Cristo es la respuesta, porque
en El, para Él y por El fueron hechas todas las cosas.
Por
el pastor: Fernando Zuleta V.
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