El no menosprecia a ningun mortal,
Se une a la felicidad y respeta el dolor,
Marcha unido a la vida sin condición,
En su inmaculadad y fiel serenidad,
No asume ninguna parcialidad,
Solo acompaña sin discriminación,
No perturba el andar del caminante,
Nunca impide tomar las decisiones,
El no se opone en la dirección de la ruta,
Solo sigue en el viaje al andante,
en unión imperturbable con el tiempo,
Sus características los hacen andar juntos,
Nadie les impone cláusulas en su acciónar,
No estan sujetos a caprichos,
No tienen leyes que los corrijan,
No tienen parametros que los limiten,
Las paradas en su camino, no existen,
Estan en el universo infinito,
Aun presentes en la materia oscura,
Que solo la imginamos, sin conocerla,
Pero si existe ellos ya estan alli,
¿quien les pone barreras, quien los limita?
Si hasta en el empireo, hubo silencio total,
Alli estuvo presente con el tiempo,
¿No es mucha osadia estar aun en la presencia del Dios Altimo y todo su séquito?
El silencio y el tiempo avanzan en el cosmos,
Nada se interpone en su regio caminar,
Para ellos no existe luz, ni oscuridad,
No necitan del sol como la sombra para ser,
Ni del viento como la nube para andar,
Tampoco de la oscuridad para existir,
No necesitan alas como las aves para volar,
No necesitan del impulso de viento, ni de la
Poderosa fuerza del huracán para avanzar,
No hay barreras que los puedan detener,
Obstáculos que les impidan continuar,
No tienen estructura física para cambiar, Tampoco espiritual a quien semejar
No tienen parecido ni el cielo, ni en la tierra
Con ningún ser fisico o espiritual,
No tienen oidos para escuchar,
Carecen de boca para poder hablar,
Ojos no tienen en ningun lugar,
No tienen pies para la movilización
Manos, ni recubrimiento de piel para palpar,
Son sin sentimientos para sufrir,
Todos le temen al tiempo formidable,
Compañero del silencio inevitable.
Ninguno hace daño con su presencia,
Hay que temerle a su ausencia,
Al no estar entre nosotros presentes,
Dejamos de existir somos nosotros,
Ellos proseguiran su marcha sin final
Con su formidable unidad colosal,
Solo los que al final en Cristo terminaron,
Al silencio y al tiempo derrotaron.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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