jueves, 21 de julio de 2022

CANCHILAS Y LA MADREMONTE



En una oportunidad que por fuerza mayor canchilas tuvo que quedarse solo en el rancho donde comenzaba la jungla, los temores lo invadieron al recordar tantas historias contadas por los moradores de estos parajes, todo enmarcado en leyendas rurales de ultratumba, sobre muertos que algunos sostenían haber visto,como la que contaba mi papa del fulano que había cometido suicidio y en una noche de luna llena lo había conseguido en el mismo lugar donde se había quitado la vida, recostado a un tronco seco, vestido con su acostumbrada pinta dominguera de ropa blanca que el resplandor del satélite natural la hacia mas blanquecina y casi refulgente.

Mi papa decía sobre el asunto que cuando vio este personaje, el primer impulso fue devolverse, la cercanía al hogar que a lo sumo alcanzaría 300 metros y el lugar a donde podía regresar que equivalía a una hora de camino sirvieron como ingredientes disuasivos y le dio arrestos para continuar y pasar frente al espectro a una distancia cercana, como campesino rudo y curtido aspiro profundamente y ajustando las quijadas avanzo con temor pero con decisión y sin quitar la mirada que se antojaba vidriosa por el torrente de adrenalina que cinculaba por toda su humanidad en el nivel máximo de alerta, paso de largo dejando atrás a la siniestra figura, después de caminar unos metros giro su rostro para verificar que era de la espeluznante aparición y pudo ver como comenzaba a andar hacia el camino separado por una alambrada de púas y observo con asombro que paso de largo sin escalar o doblarse para salvar el obstáculo físico y 3 veces que lo miro su mirada estaba centrada en el, esto le hizo acelerar el paso y cuando cruzo un recodo del camino que tenia la casa a la vista sentía que le castañeteaban las rodillas, la respiración era acelerada,  los pelos de punta y los ojos casi apunto de abandonar su órbita ocular, cuando al fin recorrió el pequeño tramo y entro al zaguán de la casa le parecía que había durado una eternidad, y con el sombrero bastante arriba de las orejas, porque llevaba el pelo erizado, se quedo unos minutos hasta alcanzar reposo en el espíritu angustiado y no trasmitir temor y zozobra a la familia.

Tales cuentos como este o de la madre-monte, la pata sola y otros tantos llegaban como torrentes a la mente de canchilas y ni modo, no tenia otra alternativa que hacer frente a la realidad.
Estando en estas elucubraciones sintió que unos pasos fuertes se dirigían a su lugar de reposo y petrificado por el miedo se paralizo al punto de ni siquiera poder dar un grito de terror, con la pupila dilatada al extremo, vio la siniestra y desgarbada figura de un espectro amenazante que con manos como garfios se dirigían hacia el, con una larga cabellera enmarañada que hacia mas amenazante el esperpento y usando de una fuerza sobrehumana lo asió metiendo debajo de uno de sus poderosos brazos, y dando media vuelta enfilo hacia la oscura y tenebrosa selva.

Pudo recobrar las fuerzas y la movilidad que lo habían abandonado  y comenso a patalear y lanzar golpes a diestra y siniestra y como iba con la cara hacia tras como respuesta a todos sus redoblados esfuerzos por librarse del terrorífico espanto solo conseguía que lo mirara de soslayo ensayando una horrenda mueca donde deja ver unos agudo y afilados dientes que infundían pánico y angustia.
Cuando lo abandonaron las fuerzas y esta a un tris de entrar al escalofriante bosque, siente que una poderoza mano lo sacude y le llama fuertemente diciendo: ¡canchilas despierta, tienes una pesadilla!, es su hermano mayor que ha regresado  y se da cuenta del asunto. Canchilas sudoroso y con rictus de espanto marcado en su rostro, exclama ¡ ya me iba a meter en la montaña!
¿Y eso fue verdad? pregunto uno de los que escuchaban.El narrador respondió, lo del abuelo si, y lo de la pesadilla también.

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo. 

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