El mayor número de
conflictos en el matrimonio tienen su origen por la escasa o nula vida
espiritual de las parejas, la continuidad y permanencia de ellas dependen de
una buena relación con quien instituyo el sacramento, delineo las normas para
su buen funcionamiento y estableció el marco donde debe de permanecer para
garantizar su estabilidad y durabilidad. En nuestros tiempos modernos todo
producto que sale al mercado tiene un manual de instrucciones de cómo es su
funcionamiento, sus características y las normativas para su buen uso y durabilidad,
si el consumidor pasa por encima de esas recomendaciones o simplemente las
ignora y el articulo se descompone pierde toda la garantía y es el único responsable
por su mal estado o por los desperfectos que se deriven de ello, es quien no acato
las normas el responsable y no quien hizo el producto, porque el no está
garantizado para darle el uso y abuso que se quiera, sino el para el cual fue concebido.
El matrimonio está regulado, garantizado y establecido para que dure toda la
vida, pero si no consultamos el manual de su autor o simplemente lo rechazamos
¿no se perderá también su cello de garantía?
¿Cómo puede garantizarse
la buena marcha de una empresa tan delicada como el matrimonio si los
contrayentes pasan por encima de las regulaciones establecidas por su autor o
ignoran las instrucciones para su óptimo funcionamiento? ¿No es una pretensión
descabellada querer que un motor funcione sin el combustible que lo impulsa? De
esa misma manera ¿Cómo podrá funcionar bien un matrimonio sin la vida y la
fuerza dinamizadora que le imprime la buena relación con El que lo decreto? Cuando
por los medios audio-visuales nos enteramos de los matrimonios de la farándula
y aparecen los record en ese sentido de algunos contrayentes, que reinciden una
y otra vez sin nunca llegar a permanecer en el, surgen innumerables
interrogantes y las especulaciones abundan sobre el hecho, pero nadie pone el
dedo sobre la llaga y concretamente dice la verdad: un matrimonio sin su autor
en el medio regulándolo y dándole vida todos los días, se deteriora, se diluye
y finalmente se extingue.
La egolatría es
señalada como una de las cusas principales para la ruptura del matrimonio,
porque quien quiera que todo el mundo gire alrededor de un eje en que se
constituye, el que padece esta desviación y anormalidad, no deja ni permite
espacios para otros y no puede sentirse bien si él no es el centro de la atención
de los demás y en el matrimonio funcional el centro que va a proporcionar el
equilibrio entre los contrayentes se llama Jesucristo y solo de esa manera es
permanente y durable. Por otro lado los conyuges cada uno debe de ver a su par
como lo más importante después del Señor y si le damos esa jerarquización a la unión
en el matrimonio ¿habrá alguien o algo que lo pueda romper? Mi querido y respetado
amigo el matrimonio en el plano terrenal es hasta que la muerte nos separe y si
Ud. quiere que sea de esa manera, créame con toda certeza que quien lo creo tiene
mayor interés aun que nosotros mismos, pero es necesario que nos sujetemos a
sus ordenamientos, si no es así el fracaso está latente y ¿a quién culparemos
por el?
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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