Hay
una tendencia muy extendida en el género humano, que a mi modo de ver es como
la marca de fábrica de algunos productos, que esta amalgamada e impresa de tal
manera que solo desaparece cuando este termina, o sea que producto y marca están
tan fusionados que no es posible separarlos. Así mismo es la evasiva para no
aceptar, las equivocaciones o las responsabilidades y aunque existan
suficientes pruebas y testigos, las
personas acusadas de delitos y faltas
siempre se van a defenderse diciendo que son inocentes, por esa razón se dice
que el lugar donde hay más inocentes son las cárceles, pues al preguntarle a
cualquier convicto si hizo algo malo invariablemente va a decir, no sé porque
estoy aquí, porque soy inocente. El pueblo siempre sabio acuño el refrán: es de
los que tiran la piedra y esconde la mano, como mecanismo para explicar esa
forma de comportamiento. Allí esta sintetizado una de las peores falencias de
los humanos, siempre tenemos excusas por
hacer lo malo, por dejar de hacer lo bueno o simplemente evasivas para no
reconocer lo que hicimos negativo.
¿Cuánto
nos cuesta decir me equivoque, sin tratar de conseguir justificación en las
circunstancias, sin involucrar a otros como causantes o sin atenuar de alguna
manera lo que hicimos malo, para que los demás no nos vean como directos
responsables de lo que ocasionamos? Todo se debe a que ninguno le gusta que lo
tengan en mala opinión o en concepto negativo,
es la idea de presentar buena imagen a los demás, tememos mucho que si las
personas se dan cuenta como somos en realidad, no van a tener confianza en
nosotros y vamos a hacer víctimas del rechazo y el señalamiento. En eso
seguramente no estamos equivocados, porque cuando a alguien se le pone un
rotulo que diga algo negativo, esa siempre va hacer la referencia para los
otros.
Me
acuerdo cuando llegaron unas chicas asustadas al lugar donde estábamos reunidos, con el alboroto de que el recién mudado vecino infundía mucho
miedo y temor, ante lo cual su progenitor pregunto ¿y porque dicen eso? entonces
una contesto: es que todas esas cicatrices en su cara muestran lo malo que es y
nos da mucho miedo. El padre más sabio y realista les aconsejo: téngale miedo
al que le infringió las heridas que le dejaron las cicatrices, porque ese es el
malo, este lo que es bueno es para recibir. Ese tipo de marcas no se puede
ocultar y el mensaje que se envía es muy negativo y es seguro que cuando vemos
un individuo con marcas tan horrendas, el primer pensamiento que nos llega es
lo malo que debe ser, pero la realidad es que solo fue víctima de alguien
verdaderamente maligno.
En
el caso expuesto anteriormente queda muy difícil ocultar el suceso pasado, porque
las huellas son delatoras y casi imposibles de borrar u ocultar, pero si
pudiéramos nos pondríamos una máscara o recurriríamos a la cirugía plástica,
para ocultarlas o borrarlas y menos para pasar dando explicaciones toda la vida
a las personas entrometidas de lo que paso. Es condición del ser humano ocultar
su verdadera identidad, porque ella no va por fuera sino por dentro, porque
simplemente no deseamos que piensen mal de nosotros, sin embargo el Señor
Jesucristo nos conoce perfecta y totalmente por fuera y por dentro y no importa
que opinión tengan los demás de nosotros, El te ama y acepta tal como eres,
porque es el único amigo perfecto. ¿ No deseas tenerle como amigo?, El si
quiere ser tu amigo, ¡pero eso solo lo decides tu!.
Por
el pastor: Fernando Zuleta V.
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