En
los tiempos que corren y debido a la globalización de las comunicaciones, tener
una buena imagen es tan importante como disfrutar de excelente salud, llegando
a cobrar tanto auge y necesidad, que en la época ha surgido con fuerza
arrolladora la nueva profesión llamada asesor de imagen y todos sus derivados.
En algunos casos es vital porque enseñan el comportamiento en público, a
expresarse, lenguaje corporal, ha vestirse adecuadamente, etc etc y muchos
aprenden mejorando notoriamente su compostura, aunque en forma general solo es
un espejismo que refleja una luz que no le pertenece, porque su comportamiento
ante las masas solo obedece a necesidades comerciales o a la obtención de
conquistas y ambiciones personales, y en el fondo sigue siendo la misma persona
chabacana e inescrupulosa.
Nadie
va a confiar en persona alguna que presente una apariencia descuidada, que este
tratando de persuadirnos de que puede lograr cambios significativos sin que
tenga la capacidad de explicarlos con claridad, últimamente en los llamados
concursos de belleza, algunas de las favoritas por su impactante porte y
belleza no han logrado el titulo, porque al dar respuestas a los requerimientos del jurado ni siquiera
saben de que se trata el asunto y eso las ha eliminado de ipso facto. Muy
hermosas, un porte soberbio, un cuerpo escultural, pero dejando mucho que
desear en cuanto a cultura y
conocimientos generales.
La
buena imagen no es solamente trasmitir lo que la gente quiere ver o esperan de
las personas, sino que esencialmente debe ser lo que realmente somos, porque de
otra manera seremos solo charlatanes de oficio y mentirosos de profesión para
alcanzar logros estrictamente individuales, en este sentido los más avezados
son los politiqueros, que emplean la demagogia o cualquier otro formulismo para
obtener prebendas.La buena imagen tiene su origen en el sabio Creador del
universo, porque en El está el compendio de la excelencia y cuando nos crea nos
hace a su imagen y semejanza proveyéndonos de atributos propios de Él, tales
como santidad, sabiduría, entendimiento, misericordia, bondad, amor, justicia,
etc etc. muchos de ellos encapsulados en nuestro interior sin poder salir a
manifestarse externamente por el revestimiento del oscuro pecado y solo
encuentran su liberación cuando esa imagen de Dios se restaura en nosotros por
medio del arrepentimiento genuino y real aceptando el plan de Dios para
lograrlo por intermedio de Jesucristo.
Intrínsecamente
hay un anhelo de manifestar o de tener la imagen de Dios, porque ella es algo
inherente del ser humano, pero la separación del que nos creo y el tiempo sin
estar en buena relación con El, ha hecho
que se torne borrosa y se haya perdido su esencia, para explicarlo de una
manera coloquial, es como la colonia que usamos en la mañana, al pasar el
tiempo su aroma se va diluyendo y llega el momento en que se hace imperceptible
su fragancia, para volver a oler a ella se hace necesario usarla nuevamente,
así es para mantener la imagen de Dios en nosotros se hace imperativo estar en
permanente intimidad con El, porque a medida que pase el tiempo sin ese
acercamiento igualmente su imagen se deteriora en nosotros. Si quieres tener la
mejor imagen, esa es la que Dios desea para ti. Porque desde el principio nos
la dio, la hemos perdido, pero su anhelo es restaurarla, pero ¡eso solo lo
decides tu!
Por
el pastor: Fernando Zuleta V.
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