Generalmente
son deseos incontrolables del alma que se manifiestan externamente dando rienda
suelta a todos los impulsos, son muy engañosas e inconstantes por cuanto una
vez pasada la euforia nos abandonan sin tener nada que ver con las
consecuencias de habernos dejado dominar por ellas.
Las
pasiones son como los ríos desbordados arrastran en su poderoso caudal todo lo
que encuentra a su paso dejando caos y destrucción, no tendríamos espacio
suficiente para enumerar los casos en que han ocasionado catástrofes, no solo en lo
personal, sino en lo colectivo y mundial. Estas llevan en si la marca del
sufrimiento, ya que no existe pasión sin que finalmente haga una devastación en
quienes las padecen, de hecho viene del griego pathein y del latín passio, que
significa sufrir.
Esto
nos da una idea de la necesidad que tenemos de tener dominio propio, que será lo
único que puede tener éxito para controlarlas y esto no depende de cultura,
nacionalidad, oficio, época o cualquier otra condición personal, sino que es el
resultado de la relación directa con Dios, pues es fruto de su Santo Espíritu.
Las
pasiones se debaten en las personas como monstruos enjaulados que quieren
escapar, se parecen mucho a la mítica caja de pandora que contenía todas las
desgracias humanas, que mientras mantuvo cerrada no podían escapar y hacer
daño, pero apenas se abrió causaron toda clase de devastación y miseria a la
humanidad. Mientras se tenga la capacidad de tener bajo control las pasiones, nunca
podrán hacer daño, pero si las liberamos serán demoledoras y cataclismicas
Un
ser humano manipulado por las pasiones está sometido a la opresión y dictadura de sus
deseos y su voluntad está controlada por reacciones viscerales y hormonales y
no por las cerebrales y razonables. Conocí a un individuo de carácter irascible
que por cualquier cosa golpeaba salvajemente a su esposa y después de verla con
los hematomas y el aspecto miserable en que la dejaba, lloraba amargamente y le
pedía perdón reiteradamente, pero poco tiempo después repetía la canallesca acción.
Para ese entonces no existía la protección para el maltrato contra la mujer que
existe hoy, porque, yo mismo lo hubiera denunciado.
La
cuestión es que en el tiempo que corre hay protección, para los niños y mujeres
abusadas, cualquiera sea la forma, pero las restricciones y penalizaciones no
terminan con el verdadero problema, las cárceles y prisiones están hechas para
los que violen la ley ¿esto ha evitado que se pase por encima de la legalidad? Nunca,
porque tratar con los síntomas no elimina las enfermedades y los bajos instintos
y perversas pasiones no se sanaran jamás si el problema no se desarraiga y este
no es externo sino interno y no es físico sino espiritual. Las pasiones están en
el alma y esa solo la sana el SUPREMO SANADOR y su nombre es JESUCRISTO, ¿quieres
ser libre de las pasiones tormentosas y devastadoras que se agitan dentro de
ti. ¡CRISTO es la respuesta!.
Por
el pastor: Fernando Zuleta V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario