domingo, 10 de junio de 2012

LAS PASIONES






Generalmente son deseos incontrolables del alma que se manifiestan externamente dando rienda suelta a todos los impulsos, son muy engañosas e inconstantes por cuanto una vez pasada la euforia nos abandonan sin tener nada que ver con las consecuencias de habernos dejado dominar por ellas.




Las pasiones son como los ríos desbordados arrastran en su poderoso caudal todo lo que encuentra a su paso dejando caos y destrucción, no tendríamos espacio suficiente para enumerar los casos en que  han ocasionado catástrofes, no solo en lo personal, sino en lo colectivo y mundial. Estas llevan en si la marca del sufrimiento, ya que no existe pasión sin que finalmente haga una devastación en quienes las padecen, de hecho viene del griego pathein y del latín passio, que significa sufrir.




Esto nos da una idea de la necesidad que tenemos de tener dominio propio, que será lo único que puede tener éxito para controlarlas y esto no depende de cultura, nacionalidad, oficio, época o cualquier otra condición personal, sino que es el resultado de la relación directa con Dios, pues es fruto de su Santo Espíritu.


Las pasiones se debaten en las personas como monstruos enjaulados que quieren escapar, se parecen mucho a la mítica caja de pandora que contenía todas las desgracias humanas, que mientras mantuvo cerrada no podían escapar y hacer daño, pero apenas se abrió causaron toda clase de devastación y miseria a la humanidad. Mientras se tenga la capacidad de tener bajo control las pasiones, nunca podrán hacer daño, pero si las liberamos serán demoledoras y cataclismicas



Un ser humano manipulado por las pasiones está  sometido a la opresión y dictadura de sus deseos y su voluntad está controlada por reacciones viscerales y hormonales y no por las cerebrales y razonables. Conocí a un individuo de carácter irascible que por cualquier cosa golpeaba salvajemente a su esposa y después de verla con los hematomas y el aspecto miserable en que la dejaba, lloraba amargamente y le pedía perdón reiteradamente, pero poco tiempo después repetía la canallesca acción. Para ese entonces no existía la protección para el maltrato contra la mujer que existe hoy, porque, yo mismo lo hubiera denunciado.


 

La cuestión es que en el tiempo que corre hay protección, para los niños y mujeres abusadas, cualquiera sea la forma, pero las restricciones y penalizaciones no terminan con el verdadero problema, las cárceles y prisiones están hechas para los que violen la ley ¿esto ha evitado que se pase por encima de la legalidad? Nunca, porque tratar con los síntomas no elimina las enfermedades y los bajos instintos y perversas pasiones no se sanaran jamás si el problema no se desarraiga y este no es externo sino interno y no es físico sino espiritual. Las pasiones están en el alma y esa solo la sana el SUPREMO SANADOR y su nombre es JESUCRISTO, ¿quieres ser libre de las pasiones tormentosas y devastadoras que se agitan dentro de ti. ¡CRISTO es la respuesta!.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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