lunes, 1 de enero de 2018

LA VERDAD



La sentencia más famosa sobre la verdad la pronuncio Cristo cuando dijo: y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.(jn. 8:32)

La cuestión es que el hombre siempre quiere llegar al conocimiento, dejando a un lado la sabiduría y conocimiento sin sabiduría es caer en las tupidas redes de la mentira, por la simpleza de emplear solo las neuronas en su estado natural, esto equivale a usar la fuerza bruta sin entendimiento, por lo tanto los resultados de dichas acciones son escasos y limitados.

El conocimiento por emplear solo capacidad humana es llevado a los extremos y toda verdad llevada a los extremos se constituye en un error, esto sucede habida cuenta de que el poderoso intelecto de que disponemos sin sabiduría es como un planeta sin agua y sin aire, inhóspito y mortal para cualquiera ser viviente conocido.

Porque no somos solo cuerpo, también disponemos de alma y espíritu y es imperativo que los tres elementos esenciales que componen en integridad al ser humano funcionen en armonía y de igual manera estén vivificados en su totalidad. ¿Cómo se explica eso? Parece sencillo, aunque tiene sus complejidades. El cuerpo está vivo porque el alma le da vida, el alma está viva por que el espíritu le da vida y el espíritu del hombre está vivo, si el Espíritu de Dios le da vida. De allí se deduce que se puede estar vivo en lo físico y muerto en el espíritu.

Ahora bien toda separación  de estos componentes del individuo origina muerte, si se separa el alma del cuerpo, hay muerte física, si se separa el espíritu del alma hay muerte espiritual, igual si el espíritu del hombre se separa del de Dios.

Nunca habrá integridad si alguno de estos tres elementos que conforman al hombre esta apartado, somos tricótomos y esta característica única hace  imperativo que se mantenga para conservar la vida, tener sabiduría y conocer la verdad.

La verdad nunca puede ser conocida por medios naturales, tiene que intervenir lo sobrenatural, porque no es la capacidad cerebral la que nos da ese entendimiento, sino el Espíritu de Dios, así podemos entender el dialogo que tuvo Cristo con sus discípulos, cuando pregunto. ¿ ¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Algunos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías o alguno de los profetas.» Entonces Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces respondió Jesús: bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelo carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Todas las respuestas anteriores a esa, eran suposiciones y conclusiones, por ser producidas por el pensamiento y deducción exclusiva de la mente humana, la verdad salió a la luz cuando intervino Dios dando sabiduría a Pedro para entender,  de otra manera seria imposible.

La verdad a que nos referimos es Cristo, que es la verdad absoluta, existen innumerables verdades casi en su totalidad relativas que dependen más de la subjetividad que de la objetividad, por esa causa todos somos conocedores de cientos o miles de verdades parciales, pero de la absoluta pocos.


Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.

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