sábado, 6 de enero de 2018

SE FUE… SOLO QUEDO EL DOLOR.




Se marchó, fui inútil suplicar

ni el llanto que quemaba

rodando por la mejillas

como la roca  ígnea

salida del cráter del volcán

ni las marcas delatoras

de dolor inmisericorde

dibujado en la faz del rostro

hicieron el magno milagro

de impedir el viaje fortuito

la angustia estaba reflejada

en cada espacio del semblante

todo eran miradas perdidas

solo las muecas de terror

daban muestra de existir

ellas eran el reflejo autentico

del padecimiento humano

nada decían que fuera audible

no hacían falta palabras

cuando el dolor es intolerable

las quejas no tienen voz

no existe la fuerza para gritar

el alma gime dentro del ser

sus cuitas y quebrantos

no son audibles en el exterior

solo en lo interno y profundo

donde no  llega el inquisidor

y está vedado al delator

se escucha sus lamentos

se sienten sus  quebrantos

solo el que padece el dolor

conoce el sufrimiento del alma

y la intensidad de su tragedia

nadie está en capacidad

de medir el dolor ajeno

ese no está en el cuerpo

esta en el alma y el espíritu

allí no hay susceptibilidad

todo está interno en la psiquis

única de cada individuo

imposible de compartir

imposible de explicar

de poder tan devastador

que aniquila y destruye

el pensamiento, el espíritu

y toda capacidad de resistir

no es el cuerpo el que sufre

sino el alma que muere

de insondable  tristeza

en su abismal aflicción.


Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo

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