Sé qué pasa con los vivos, que se nutren de ambiciones
Que se esfuerzan por conquistar la gloria del triunfo,
Por alcanzar el
pináculo del éxito, sin detenerse
Por obtener la corona
de las conquistas, sin parar
que viven cada día sin pausa ni reposo, en el camino
apuntando hacia metas terrenales, como objetivo
librando miles de batallas por alcanzar la cumbre,
y cuando llegan a ella, descubren una más alta,
reiniciando redoblado esfuerzo en su afán desmedido
por ambiciones insaciables del ego insatisfecho.
Sin entender que la muerte es el finiquito de todo ser,
Que ella acaba con las presunciones y pretensiones,
Que iguala en su mundo de penumbras indescifrables
Todas las jerarquías, ambiciones y motivaciones,
Que nadie puede reclamar en su oscuridad siniestra
Un lugar adecuado y apropiado para su rango temporal
Allá en el inescrutable
lugar de las sombras perpetuas,
No hay distinción, ni aparecen en sus sórdidos parajes
Alcurnia, abolengo o árbol genealógico de ninguna estirpe,
Que el sabio o el necio no se diferencian en nada de la
escoria
El negro y el blanco no se distinguen, los colores han sido
eliminados
Solo quedan las almas que se mimetizan con la oscuridad
presente
Donde el rico y el pobre, no tiene derechos para reclamar
En las tinieblas no existe preponderancia, solo dolor despiadado
Que envuelve a todos en el laberinto tenebroso de terror y espanto
Que la cortina negra cubre a todos con densidad perenne,
Sin dejar penetrar un rayo de luz en su tenebroso reino
Se extiende como cubierta de pesada losa impenetrable
Echando un cerrojo sin permitir
el más pequeño resquicio
Por donde pueda entrar el mínimo rayo
de esperanza
Así termina los días de agobiante
y mísera agonía terrenal
porque no hay mayor tragedia que la vida sin fe
en Dios
y cuando se ha pasado la
existencia con la falsa seguridad
en las posesiones materiales, se
ha vivido en las tinieblas
la muerte solo hace que continúen en la eternidad
no se dio lugar a la redención,
ni a Cristo en el corazón.
La consecuencia no es otra que la
noche negra sin final
Aún queda oportunidad, hay que
definirlo aquí en la tierra
Porque después no se podrá elegir
nada en la oscura perpetuidad
Allí no hay opciones para escoger,
es lugar para el tormento
Morir sin Cristo esa es la cruda
y terrible realidad.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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