Hay un campo de batalla en las
intenciones
Ellas son generadas por los
sentimientos que se debaten por
prevalecer
Inundan de prodigas y desquiciantes
asechanzas
A la mente que quiere convencer, al
corazón de su rechazo
Negándose a entender todo razonamiento
Porque él no piensa solo actúa por
impulsos
Que se generan por el estímulo que le
proporcionan los sentidos
En ellos no existe la sensatez, ni la
prudencia
Sino la intensidad de la pasión que
exacerba el ánimo
Impulsando a la acción sin freno ni
medida
Son como la borrasca en su avanzar
indetenible
Nada a su paso puede contenerla
Su poder descomunal no deja nada
inhiesto en su cause
A todo arropa y arrastra sin que nada
la detenga
Solo cuando ha terminado su tarea de
terror
Es que se pueden ver las ruinas y las huellas
Que ha dejado como marca macabra de
su travesía
Que fuertes son los impulsos del alma
Se forman en los resquicios
solitarios del corazón
Avanzan incontenibles
No se pueden parar, las barreras físicas
resultan inútiles
No se pueden detener con muros
graníticos
Ningún material tangible puede usarse
-aquí no vale ni la piedra más dura
Ni el diamante más puro
No son fuerzas externas
Son internas
Y ante esas nada se puede hacer.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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