sábado, 6 de enero de 2018

… ¿Y PARA QUE EL DOLOR?




¿Amas el dolor amigo mío
Que no quieres consuelo en tu aflicción?
¿Por qué eliges vivir en esa condición?
No, fui quien escogió el dolor
El me separo en la multitud
Haciéndose inseparable compañero
¿Por qué fuiste tú su elección?
Tal vez por ser meditabundo
Por vivir en el tiempo de lo absurdo
Creyendo que el mundo iba bien
Por mantener el silencio sin quejas
Los pensamientos apaciguados
Sometidos al enclaustramiento
Sin permitir que fueran  liberados
Capaces de alcanzar  la cumbre
Que los hechos concretos logran
¿No puedes reclamar tu libertad?
 ¡Ahora es mi conyugue por decisión!
He adquirido lo que jamás alcanzaría
Con  este extraño y raro  consorte
Poder entender al ser en su agonía
Estar al tanto del sentimiento ajeno
Saber la intensidad del dolor del llanto
Comprender el quebranto del sufrido
Hacerme  un solo ser, con el desvalido
Ser unido en cuerpo y alma con el vencido
En los trágicos combates de la vida
Donde huyó la esperanza y se fue la fe
Y solo se ven en el desierto solitario
Sin agua para saciar la sed enfurecida
Que hace arder las entrañas afiebradas
Haciendo hervir la sangre a borbotones
Calcinando los huesos hasta hacerlos polvo
Quemando la carne convirtiéndola en ceniza
No vez que me ha hecho un hombre el dolor
Sin él no entendería las cuitas del humano
No conocería la amable compasión
Ni podría practicar la misericordia
Estaría sin vida como el mar muerto
Nunca extendería la mano al desamparado
Jamás me ocuparía del indigente
No tendría acercamiento al menesteroso
Rechazaría sin sentir a todo el desgraciado
Entiendes porque el dolor es mi aliado
No es que él me tenga sometido
Soy yo quien lo tiene asido.

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.


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