¿Quién no ha sufrido?
Nadie escapa a su efluvio arrebatador
Sufre el abandonado, el perdido
No escapa el fuerte, ni el débil
No puede evadirlo el valiente, ni el
pusilánime
Se enseñorea sobre el rico, abate al
pobre
Echa sus tenazas sobre los viejos
Arremete con ferocidad sobre los
niños
Avanza en medio de la opulencia
Crece en torno a la inopia
Hace morada con el sabio
Y casa con el necio
Permanece en el día, sin abandonar en
la noche
Se presenta como ríos borrascosos
No lo detienen las murallas, ni le
impiden el paso las paredes
Arrasa como el huracán y asola como
el tsunami
Llega sin avisar, no se hace anunciar
No requiere invitación, ni pide
aceptación
No es decisión de nadie darle asilo
Invade, toma por asalto, somete y
subyuga
Si, se puede tolerar, soportar y
aguantar
Tendremos victoria al final
Porque nos purifica como al oro refinado
Salimos del crisol como plata argentada
Relucientes como el bronce bruñido
Fuertes y lustrosos como el diamante
tallado
¿Es bueno el sufrimiento?
No, no lo es, cuando estamos en la
pira siendo procesados
No podemos decir que es grato
sentirlo
Solo al superar la prueba es que podemos
entender
Que cumplió un propósito al eliminar
la escoria
Purificando el alma y puliendo el espíritu
Se aplica al que lo recibe como
medio del Todopoderoso
Para hacernos semejantes a su Unigénito
Y no al que sufre por rechazar su gracia
salvadora
No sufras por estar sin Cristo, sufre
por estar en Cristo
La diferencia es que el sufrimiento
sin Cristo trae muerte
Y el sufrimiento en Cristo trae vida
eterna
Nadie escapa al sufrimiento, de cada
uno depende
Convertirlo en maldición perpetua
O en bendición eterna.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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