( El drama
de la muerte)
No fue
posible retenerlo
igual que
recoger el aire exhalado
todos los
intentos fueron vanos
las suplicas
no encontraron eco
el espacio
cimbro con el llanto
el tiempo se
eternizo con el lamento
el lugar
parecía lívido de espanto
la atmósfera un fardo de muerte
el aire era
putrefacto e irrespirable
alrededor
hacía montañas la congoja
había
cúmulos de infame tormento
cada
inhalación estaba saturada de veneno
toda
exhalación era toxica en extremo
las miradas
como puñales acerados
brillaban con duro color metalizado
causando desconcertante
pánico
y temor de tan dantesco desenlace
un manto
negro cubrió el ambiente
echado como
mortaja sombría
sobre el
cadáver insepulto
que
permanece entre los vivos
sin
pertenecer al mundo donde existió
ya ha sido
reclamado por las sombras
su cuerpo ya ha sido corrompido
abandonado
por el alma y el espíritu
en el no hay
vida, solo vagos reflejos
y como
caricatura horrenda de la vida
da su paseo dramático
por el recinto
trayendo con
su desmejorada figura
el aterrador
mensaje de ultratumba
la muerte no
tiene piedad, ni compasión
si estás
preparado para hacerle compañía
puedes vivir sin la zozobra de su espera
que tristeza
hay por esta despedida
no hemos
comprendido la finitud
del hombre sobre este globo terraqueo
que la
eternidad en ella es antinatural
y que solo
morir en Cristo asegura
vivir con El por toda la eternidad
fuera de
esta esfera terrenal
en lugares celestiales a perpetuidad.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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