Todo pensamiento
es una teoría hasta que se haga algo concreto con él.
ESA ES LA
RAZÓN POR LA QUE NO SE LE DEBE TEMER AL QUE PIENSA, SINO AL QUE ACTÚA.
Siempre he
sostenido que las teorías son especulaciones, ellas no pueden mantener nada como
verdad, solo se basan en supuestos, son pura argumentación. Hoy en día están de
moda y es posible que cada ser humano pensante elabore su propia teoría, sobre algún
asunto, de manera que no hay tiempo, ni capacidad para analizarlas y tomamos
las más descabelladas, porque entre más inverosímiles más atención le prestamos
y más tiempo invertimos en su análisis. Gajes
del oficio.
Lo que es
cierto es que los pensamientos dan origen a muchas realidades, pero es
ineludible que tiene que haber abandonado el enclaustramiento mental para que
den nacimiento verdades concretas y tangibles. Con esto me refiero a nuevas
ideas, no a aquellas que sabemos los resultados y les dedicamos tiempo al análisis,
en ese contexto podemos mejorar lo que es real o echarlo a perder como sucede
con frecuencia.
Las ideas dándole
vuelta al cerebro vienen a parecerse a un genio mitológico encerrado en un recipiente,
que hasta que no consigan un amo que los libere no puede salir de su prisión. La
cárcel de las ideas es la mente y hasta que no se lleven al plano de los
hechos, son rehenes de su propio hacedor.
Las ideas son
hijas de la mente, que muchas ocasiones transforma en un reclusorio el taller
donde les da vida.
Siguiendo esta
dirección creamos las ideas y al mismo tiempo las rodeamos de barrotes que
impiden que salgan a la libertad, esto
es más frecuente de lo que podemos creer, muchas personas tiene grandes ideas y
grillos poderosos que las sujetan para impedirles usar el libre albedrío.
Una de esas
vallas que se levantan para dejar sin ejecución las ideas es el miedo al
fracaso, pensamos que nos convertimos en el hazmerreír de muchos si lo que
sacamos a la luz va a tener una crítica destructiva, por la simpleza de que nos
preocupa demasiado la opinión ajena, nos olvidamos o desconocemos que el éxito,
no tiene nada que ver con la valoración o aprobación de terceros, sino con la satisfacción
personal.
Otro
travesaño muy común es que a veces le planteamos a los conocidos o familia las
ideas y mayormente porque no las entienden o están en abierta oposición a las
suyas, las rechazan y le colocan el sello de incongruentes o torpes. El resultado
es que en vez de conseguir apoyo, encontramos desanimo e impedimentos.
Otra cabilla
que se opone con reciedumbre es que pensamos que si damos a conocer las ideas podemos
ser objeto de robo o plagio, en este caso particular cuando se trata de invenciones
novedosas o mejoras en algunos sistemas ya conocidos y por no correr los
riesgos dejamos pasar las oportunidades, se termina el tiempo y marchamos con
ideas fabulosas al mundo de las sombras. En esta situación específica es más egoísmo
que temor y como no queremos el éxito o la felicidad de otros, nos condenamos a
ser infelices toda la vida.
Las buenas ideas
que los hombres han transformado en realidad son las que han producido progreso
y bienestar a la humanidad.
Determina poner
la mente a trabajar en pensamientos buenos y llévalos a la ejecución para
producir exitosos resultados y bienaventuranza a todos.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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