( para mi
hija en un día que se me ocurrió)
El sol
brilla y ensancha su reino de luz
a medida que avanza sobre el infinito cielo,
así eres tú
en mi pequeño mundo interior
al haber
recibido la maravillosa dádiva de Dios,
de tenerte como hija, compendio de felicidad,
siempre has sido una estrella de fulgurante
luz,
que cada día me da una razón más para vivir,
para amar,
para creer, para ser optimista,
para enfrentar las vicisitudes propias de la
existencia humana,
para decirle a todos los desafíos que se yerguen
en el camino:
hoy es un
día de victoria; hoy venceré, nada me detendrá,
te amo no con el amor fingido de la fantasía y
cinismo
que exhibe el mundo como estandarte falso ,
sino con el amor de Dios, eterno, sin límites,
inextinguible, inconmensurable e inexplicable.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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