Nacemos,
pasa el tiempo y de pronto un día,
despertamos a
la realidad, ¿Cómo se fue el tiempo?
nos damos
cuenta que sin saber, estamos de regreso,
hacemos un recuento
de todo lo vivido y preguntamos,
¿a qué horas
se fueron?¿cómo pasaron los años?
felices los
que tienen del tiempo vivido, recuerdos gratos.
se pueden solazar
sin perturbación, ni tristeza,
reciben en
sus divagaciones fuerza para continuar,
son impulsados
a proseguir si temor o angustia,
porque lo
que hicieron no atormenta el ánimo,
al contrario,
son renovadas todas sus fuerzas,
no hay temor
por la ruta que falta para transitar,
el camino
desconocido no trae incertidumbre,
el cumulo de
todos los hechos buenos del pasado,
son una amarra
poderosa que sostendrá el barco,
cuando este
anclado en el puerto del ocaso,
impidiendo
que la turbulencia del fuerte oleaje,
lo arrastren
al mar en medio de gran tempestad,
ahora viven
en medio de las tormentas de la vida,
confiados y descansan
sin sentir apresuramiento,
porque nada
de lo que vendrá superara lo vivido,
no hay resignación
en la espera del último aliento,
sino satisfacción
, porque aunque fue tan corta
la travesía,
fue suficiente para dejar huellas imborrables,
en el corazón
de los que compartieron su peregrinar.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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