Porque hacemos lo que no queremos que
nos hagan,
exigimos que nos den y no estamos
dispuestos a dar,
criticamos a todos y no aceptamos que
otros nos critiquen,
valoramos nuestras acciones y
defenestramos las de otros,
esperamos recibir consideración y no
la tenemos con nadie,
lo que hacemos lo vemos bien y lo que
hacen otros mal,
nos sentimos con derecho a juzgar,
sin aceptar juicio de otros,
el mundo nos pertenece, nadie más
tiene derechos sobre él,
si fallamos es humano, si otros lo hacen
son unas bestias,
todos nos preparamos para la guerra,
nadie para la paz,
dividimos al mundo entre perdedores y
ganadores,
vemos la belleza como virtud y la
fealdad como defecto,
usamos la fuerza para convencer y
rechazamos el dialogo,
las creencias religiosas se imponen a
sangre y fuego,
no hacemos insinuaciones, sometemos e imponemos,
no aconsejamos, sino que ordenamos que hay que hacer,
el mundo es de los fuertes, los
débiles no tienen derechos,
la perversión es un derecho, la
virtud es una debilidad,
al caído no le ayudamos a levantarse,
le pasamos por encima,
usamos la libertad para pervertir el
derecho ajeno,
no estamos dispuestos a socorrer, sin
obtener beneficio,
esperando que el mundo nos dé, lo que
jamás hemos dado,
siempre esperándola cosecha, sin
haber sembrado,
queremos beneficios, sin haber hecho
nada digno para obtenerlos,
deseamos lo mejor y nunca hemos pensado
en hacer el bien,
practicando la maldad, esperamos recibir bienaventuranza,
¿habrá sensatez en todas estas
perversas intenciones?
Creo que es locura y perversión y no cordura y sano juicio.
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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