Pudiera decirte que me resinaré a perderte
Tal vez puede ser un rezago de la hombría
Un consuelo para sentir menos la dolencia
Una excusa para paliar la dureza del tormento
Dejar pasar el tiempo creyéndolo mi aliado
Esperando con estoicismo y atávica paciencia
Que se calme el mal y se cierre la herida.
Son ilusiones de paso que no cambian la verdad
Asiéndolas como tabla salvadora de la quimera
De querer cambiar la tortura de tu despedida
Pudiera ir en pos de ti y dejando la dignidad
Suplicar con llanto y vehemencia tu regreso
Hacer promesas y cumplirlas todas
Será en vano todo lo que mi mente imagine
Para hacerte volver de la ruta que elegiste
Porque no depende de mis sentimientos
Sino de los tuyos que ya no existen
fueron consumidos en la pira de la sospecha
No es la fuerza del amor que yo tenga
Es del tuyo que extinguió en la hoguera
Creando la enfermedad de la locura de los celos
¿Quién traerá la sanidad?, si son brasas encendidas
Que consumen el alma y calcinan el espíritu
Abrasan los sentidos con llamas trepidantes
Convirtiendo en el amor en dolor y desconsuelo
Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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