viernes, 23 de marzo de 2012

¿ESTA LA FAMILIA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN?

       
 

Estamos celebrando nuestro segundo congreso de familias, esto no obedece a la necesidad de un programa  que llene un espacio en nuestro calendario operativo del año, sino a la urgencia que requiere la atención a lo que los antropólogos y sociólogos llaman el núcleo central de la sociedad: la familia, y que por razones de diferente naturaleza está siendo amenazada su existencia.

Dios en su sabiduría instituyo el matrimonio como el medio legal para preservar la estabilidad de la familia, pero el hombre en su ignorancia estableció la separación de los conyugues y finalmente el divorcio, trayendo fractura y división, a lo que originalmente su Creador había ordenado cuando sentencio: lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. 


De esa manera y de espaldas a Dios es que se han hecho las cosas y las consecuencias funestas por la desobediencia no se han hecho esperar, teniendo presente que entre más se empecine la humanidad en rechazar los decretos de su Señor, mas grandes y perturbadores serán los resultados negativos que cosechará.

A estas alturas el hombre ultra-moderno decidió que las propuestas humanistas eran superiores a las normas santas de Dios y en su delirio estableció como tenía que ser la sociedad para que fuera exitosa, porque seguramente obedeciendo a Dios, nunca lo alcanzaría. Esto trajo como resultados una sociedad paupérrima que va de mal en peor, dando tumbos y cada día más endeble y precaria su permanencia, porque las amenazas que ciernen sobre ella son simplemente dantescas y macabras.

Vemos un horizonte lleno de nubarrones oscuros que anuncian una horrenda tempestad, que amenaza con arrasarlo todo, porque los huracanes que saldrán serán los ominosos tipo cinco que solo dejan a su paso asolamiento y destrucción total.

Esto no obedece a que padecemos el virus del negativismo o a que estamos contagiados por la enfermedad del pesimismo, sino a la terrible realidad que vivimos, es como  una piedra en el camino y aunque neguemos tercamente su existencia tropezamos con ella todos los días.

El deterioro moral, la inexistencia de vida espiritual y la marcada tendencia del hombre de ser independiente de Dios, sigue ampliando el abismo entre criatura y Creador y cada día será más negro y tenebroso, porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es a los creyentes, es poder de Dios. (1 co . 1: 18)

Mientras se sigan doctrinas, filosofías, y religiones que construyen los hombres desligados de su Creador, su trágico final, está establecido: porque aunque al hombre le parezcan derechos, son caminos de muerte. Esto para lamento y desgracia de la  humanidad es lo que está pasando con la familia.


Para la mayoría no es a su fundador y las normas que estableció las que hay que seguir y obedecer, sino  las que determinen el corazón del hombre, que Dios mismo lo describe como perverso y engañoso más que todas las cosas, y ese corazón sabemos que no es el musculo cardíaco, sino el asiento de la voluntad humana, donde se originan los pensamientos y se crean las emociones.

Todo lo que surja del corazón del hombre sin tener en cuenta a Dios es perverso y si es contrario a lo que  El dictamina, extremadamente perverso. Así es que las soluciones que plantean los mortales para arreglar la sociedad, fuera de los lineamientos de la Palabra de Dios, siempre serán nauseabundamente putrefactos, corrompidos  y esencialmente estériles e inútiles.


 Los que promulgan en nombre de la libertad, el libertinaje son los que la Palabra de Dios sentencia diciendo: ¡hay de los que a lo malo dicen bueno, y lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo. (Is 5:20).

Hoy la familia está en crisis, porque las normas estatutarias de Dios se, se ignoraron, se desecharon y se olvidaron, como no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entrego a una mente reprobada, para hacer cosas que no conviene (Rom 1: 28). Ese es el triste y real resultado de cambiar lo divino y eterno por lo humano y pasajero. Dejar los mandamientos de Dios y reemplazarlos por los del hombre.

La familia está en quiebra, porque el modernismo amoral reemplazo a los principios y valores morales, la ética fue cambiada por la cultura del desenfado y la sensualidad, se rompieron todos los patrones que ponían freno y control al sexo indiscriminado, alterando la virtud de la castidad, llegando a etiquetarla como una anormalidad y defecto en quienes pretenden mantenerla, endilgándoles el remoquete de retrasados, tontos, fuera de onda, o cualquier otro calificativo peyorativo, que demuestra claramente hasta donde ha llegado los niveles de inmoralidad en los seres humanos.

El concubinato, para maquillarlo, se le llama, unión libre, a los hombres y mujeres que conviven sin casarse se les llama novios y si están practicando la fornicación o el adulterio se dice que tienen una relación, los eufemismos están de moda, para que no suene tan drástico sobretodo el problema del pecado y se trate con dulzura y benevolencia a quienes lo practican abiertamente y sin recato.

La iglesia de Jesucristo no puede cambiar los absolutos de Dios y reemplazarlos por lo relativos del hombre, el hombre quiere vivir como quiere, pero es responsabilidad de la iglesia Cristo-céntrica enseñarle a vivir como debe y está establecido por Dios en su Santa Palabra.

La familia no podrá ser jamás reemplazada por ninguna invención humana y en caso de que ese día llegaré, será el fin de la sociedad, regresando a la era primitiva del hombre de las cavernas. Mantengamos firmes en lo que está establecido por el Soberano Señor, que aunque no logremos nada, si ese fuera el caso, la recompensa no vendrá por los éxitos obtenidos, sino porque obedecimos al que nos llamo a su servicio. Adelanté que en Cristo somos más que vencedores.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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