La palabra don, significa regalo, lo cual da a entender que es algo que no se puede adquirir por medios monetarios o a través de truculencias, componendas o formulas fraudulentas, simplemente El Señor Creador y sustentador de todas las cosas, en un acto de su soberanía los otorga de la manera que quiere y a quien quiera. Entendiéndose que ninguna persona tiene injerencia, ni en lo que recibe, ni en lo que otros reciben, de allí la necesidad que tenemos de compartir en todas las aéreas, y así nos complementamos, siendo más fácil superar con la colaboración de todos las deficiencias y allanar el camino para vencer todos los obstáculos que se erijan en el.
Según Og Mandigo en su extraordinario libro: el milagro más grande del mundo, cada persona está dotada de entre quinientos y setecientos (500 y 700) dones, nos podemos imaginar lo que la humanidad lograra si cada uno pone a la disposición del otro tan grande variedad de dones. Sabemos que el resultado de las tecnologías de que disponemos en el momento, son el esfuerzo mancomunado de millones de personas, pero en su mayoría es la consecuencia de la competencia muchas veces desleal y traicionera y no el intercambio voluntario de ideas y conocimiento.
En los tiempos modernos ha caracterizado muy bien Ian Fleming el espionaje con su personaje James Bond, agente 007, como espía infalible en la consecución de los mejores y grandes secretos de Estado guardados celosamente por los distintos gobiernos y naciones, idea que se le ocurrió cuando siendo comandante en la segunda guerra mundial hizo un plan para capturar la máquina codificadora Enigma del bando rival alemán.
Aunque los países no estén en guerra el espionaje siempre está presente debido a que cada uno por su lado quiere ganar las batallas económicas, hacerse poderoso y tener hegemonía sobre las demás naciones, ejercer control y dominio, porque la inclinación perversa del hombre es tener vasallos y no la libertad total de todos los seres humanos, ya que eso nos igualaría en todos los niveles y eso no está presupuestado en la mente débil de los que creen que son superiores a los demás congéneres.
Los dones fueron otorgados para servir, no para usarlos como armas de sometimiento o esclavitud; la ley del más fuerte, es el resultado de la desviación del camino original por el cual teníamos que andar, cuando abandonamos la ruta trazada, el resultado es el extravió, que jamás nos llevara al destino final que está marcado por el camino real.
Este extraño comportamiento al no poner lo que somos al servicio de los demás, es lo que ha hecho que el mundo se descomponga cada vez mas y siempre estemos en constante necesidad, porque no hay intercambio mutuo, lo que si queremos es aprovechar lo que otros tienen, pero sin compartir lo nuestro, de allí surgió el colonialismo que ha traído tan nefastas consecuencias a la humanidad durante milenios.
El deseo avaricioso y perturbadoramente pervertido de la explotación de los débiles por los más fuertes a causado infelicidad por montones y durante tiempos impresionantemente largos a generación tras generación, sin que se haya podido llegar al equilibrio donde se respete la auto-determinación de los pueblos, sino que arbitrariamente se les impone el modelo que deben seguir por los que tienen el poder de las armas y el dinero.
La única manera de ser felices no es poseer desmesuradas riquezas o acumulación de poder, sino siendo útiles a los demás sirviéndoles sin mezquindad ni condiciones, porque no hay cosa que mas llene y satisfaga al espíritu que ver a otros disfrutar la bienaventuranza del bien recibido. El consejo majestuoso del Supremo Señor es: el que es mayor de vosotros sea vuestro siervo.
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