martes, 6 de marzo de 2012

LA VIOLENCIA



La espiral de violencia en que estamos inmersos es inédita y aunque son largos años tomando este "jarabe de palo", no nos acostumbramos ni a su sabor, ni a sus efectos amargos y letalmente destructivos. hay en su desarrollo un abanico de causas, que hacen miles de combinaciones, todas llevadas aun tronco central que hace que la cura para tan brutal y despiadado mal se aleje cada día mas de la posibilidad de controlarla y menos de erradicarla.

En los últimos tiempos se ha hablado sobre el desarme de la población civil como medida para reducirla o ponerle freno, indudablemente que en parte puede tener resultado, aunque no es solo portar armas lo que motiva su ascenso impresionante y la razón principal de su desafiante progresión.

Hace pocos meses fui forzado a cambiar de colegio al hijo menor, por la contundencia de los hechos violentos que en ese lugar se suscitaban a diario, sin embargo hasta vía facebook, leí amenazas de los ex compañeros, por la simple razón de que no soporto las arremetidas violentas de ellos. En una de las conversaciones con mi hijo sobre el asunto y creo que fue la última, llegue a la infeliz conclusión que para que el pudiera permanecer estudiando en el lugar, o se convertía en uno de ellos, formando un grupo rival, se aliaba con otros, se hacia un camorrero empedernido, se armaba y se volvía malandro o definitivamente seria el hazmerreir o el tonto de la institución, permitiendo que todos lo vapulearan, lo ultrajaran o lo vejaran, si era que quería estar en el lugar, ante las perspectivas tan oscuras, la única alternativa era cambiándolo de centro de estudios, con el agravante de que ahora tiene que recorrer diez kilómetros en autobús, invirtiendo mucho más tiempo y dinero en esta depauperada economía.

No es posible que controlemos la violencia con una ley que prohíba portar armas, las leyes entre otras cosas prohíben asesinar, ¿esto ha impedido que se cometan múltiples asesinatos diarios? Prohíben atracar, personalmente he sido víctima de la ferocidad de los atracos en más de diez ocasiones y ¿Cuándo esta ley me ha defendido? El consumo y distribución de drogas está tipificado en las leyes como un delito grave, pero estamos hasta los tuétanos de distribuidores y consumidores y ¿las leyes se cumplen? Me parece que es como llover sobre mojado, cuando pomposamente se habla de nuevas legislaciones, ¿de qué sirven montañas de leyes, cuando la impunidad es la que reina?

Tenemos la visión empañada, sino es ceguera total la que padecemos al ver tan simplistamente la solución a tan terrible mal, los cambios estructurales, nombre de las instituciones o mudanza de un partido político a otro, nunca cambiaran  los pensamientos o el corazón de las personas, ellas sufrirán mimetismo al cambiar el color de la vestimenta por las exigencias de la tolda política a la que se adhiere, solo para tener apariencia externa, pero internamente seguirán siendo los mismos lagartos de Comoda, de apetito voraz y de saliva cargada atrozmente de bacterias venenosas. Nunca habrá verdadera transformación, si lo que cambiamos es el vestido y no el corazón.

Todos necesitamos  cambios internos, la mente, el corazón y el espíritu tienen que ser nuevos, si esto no pasa, seguiremos siendo el mismo musiu con distinto cachimbo y esos cambios tienen que ser radicales, no superficiales, pero únicamente se conseguirán aceptando a Cristo como Señor y Salvador y así seremos nuevas criaturas, lo demás serán siempre espejismos para mantenernos con una falsa esperanza en un camino cada día  mas paupérrimo.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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