martes, 13 de marzo de 2012

LA VENGANZA

               

     Torres Gemelas                     


La venganza es una de las ruindades más notorias del ser humano y es el resultado de la incapacidad  de perdonar las ofensas, lo que la sitúa en la lista negra de las bajas pasiones como una de las primeras en maledicencia. La venganza es la inhabilidad del hombre de poder dejar a un lado, lo que otro le hace que considera ofensivo o malo.

La venganza surge de un corazón inclinado a la perversión que ínsita a poner en práctica la antiquísima ley de talión: ojo por ojo y diente por diente; la peor tragedia del vengativo, es que el mismo lleva la peor parte, porque el deseo de cobrar la factura no lo deja tener paz, vive en un estado de constante angustia y desasosiego permanente.

La venganza siempre es impulsada por espíritu de revanchismo que no permite el razonamiento y tiene como objetivo la destrucción del que es motivo de ella, pero esa sed implacable produce cada vez mas infelicidad y desgaste moral y físico destruyendo cualquier posibilidad de gozo y de tranquilidad, de manera que quien más sufre las consecuencias es el que la tiene como nefasto acompañante y no a quien va dirigida.

El ajuste de cuentas es hoy en día una frase que tiene mucha vigencia y se usa como un eufemismo para reemplazar a la palabra venganza, porque parece que suena muy rechinante a los oídos del culto mundo del presente. Este ritornelo se escucha en los medios audiovisuales y se lee casi todos los días en la prensa escrita, porque hay una descomposición social de bastas proporciones, pienso que debido a la blandenguería  del sistema judicial y a la alarmante impunidad, que impulsa a cobrar las cuentas por la propia mano por la desconfianza en las leyes y la justicia.

Son  innumerables las vendettas que en diferentes lugares y por variadas circunstancias conocemos todos los días y es muy comúnmente oír decir a las personas: el que me la hace me la paga, parece ser que nadie deja a la justicia que actué en concordancia con su existencia, al parecer nadie cree en ella y como respuesta a la lenidad del sistema toman la justicia por sus propias manos, aplicando la ley que consideran justa para ser resarcidos.

Viendo el triste espectáculo de una sociedad hundida en la barbarie de la represalia por parte de sus ciudadanos y que cada día cobra más auge y notoriedad, nos preguntamos: ¿hasta donde se tendrá la capacidad de soportar pasivamente este caos en que estamos inmersos? ¿Cuáles son en realidad las verdaderas causas para pasar desapercibidamente ante semejante monstruosidad que amenaza con devorarnos?

Si la justicia no se pone en práctica, estaremos alimentando el germen del desquite, permitiendo en mayores proporciones la criminalidad y dejando en las manos del pueblo y no de los tribunales de justica la aplicación de las sanciones a quien viole la legalidad y el orden. Es necesario evitar a toda costa que siga creciendo esa enfermedad mortal que se llama: venganza, porque ella conduce al despotismo y a la anarquía, "por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia" lo declara el profeta Habacuc, cualquier parecido con la realidad que vivimos en el presente es solo la presciencia de Dios  indicándonos la infalibilidad e inerrancia de su Santa Palabra.

Si has llegado al estado de no confiar el justicia terrenal, lleva tu causa al Juez Justo del universo, que te aconseja y asegura: no os venguéis vosotros mismos…  Mía es la venganza, yo pagare.


Por el pastor: Fernando Zuleta V. 

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