Las definiciones son formas de concebir y explicar todo lo que consideramos asuntos inherentes a nuestro conocimiento, dicho de otro modo no se puede definir lo que no conocemos, esto es algo elemental, solo que hay muchos que quieren dar a conocer lo que escapa a su capacidad de comprensión y al final recurren al método cantinflerico, hablan mucho, pero no dicen nada que se pueda comprender.
El diccionario lo explica así: definición, f. Proposición o fórmula por medio de la cual se define dando un conjunto de propiedades suficiente para designar de manera unívoca un objeto, individuo, grupo o idea: una definición debe ser clara y exacta. En una oportunidad se estaba debatiendo sobre la necesidad de cambios en el mundo y su desarrollo y uno de los participantes pidió la palabra y comenzó a dar una explicación, comparando esto, con el trabajo del neonatòlogo y el pediatra, cada vez se esforzaba mas en encontrar la similitud, pero era evidente que no podía concatenar una idea con la otra, finalmente como pudo termino su desconcertante exposición, dejando un ambiente cargado de pesadez y de fastidio.
Lo mejor es que si no tenemos claro lo que vamos a decir, es preferible el silencio, este nos evitara meternos en camisa de once varas, como decía mi abuela, o como decimos aquí: es mucho camisón para Petra, que equivale a lo mismo: no te pongas a decir o hacer lo que no sabes o no opines sobre lo que no conoces. No es imperativo hablar en una reunión, si no hay que aportar algo importante, el silencio será la mejor opción y si para ti no es claro el pensamiento que quieres expresar ¿Qué te hace suponer que para los demás será comprensible?
La vida se compone de definiciones y no de indefiniciones que será la contraparte, pero es necesario tener nítido el camino y la dirección. Oyendo hablar a una exponente sobre lo que somos, ella decía entre otras cosas que no somos lo que tenemos, el vestido que usamos, el carro que poseemos, la casa que habitamos, los títulos que alcanzamos, o el puesto que ocupamos, el dinero que acumulamos, porque todo eso es intrascendente y finalmente queda aquí en la tierra, lo que es importante y transciende la eternidad es la posición que ocupemos en Cristo. ¿Quién eres para Dios? ¿Quién eres en Dios? ¿Quién eres con Dios?
Solo a modo introspectivo, hazte la pregunta ¿Quién soy? Y considera si estas en el grupo de los que son, por lo bienes materiales que poseen o de los que son, por la vida espiritual que tienen. Si estas en el primer grupo necesitas urgentemente una redimensión de tus prioridades, porque lo que tienes no te servirá de nada cuando llegue el día inevitable de abandonar esta morada terrenal y todo lo que eres confiando en lo material te abandonara irremediablemente. Al margen de esto, hay una buena noticia, todo el que cultive la vida espiritual y viva para agradar a su Señor, Dios le garantiza que será coheredero con Cristo, y en El, por El y de Él, son todas las cosas, así es que no hay apuro por obtener cosas terrenales, cuando somos herederos de todo cuanto existe. Si te gusta poseer cosas, solo dedica un poco de tiempo a pensar en la inmensidad del universo y compara con lo que tienes ahora y saca tu propia conclusión. ¿Valdrá la pena vivir para Cristo? ¡Defínete!
Por el pastor: Fernando Zuleta V.