El
pensamiento se alimenta de ideas o las ideas son el pensamiento, es un buen
dilema que estruja la mente en la cual se origina tanto lo uno como lo otro. Hay
tantas preguntas sobre la mente, que podríamos pasar toda la vida recibiendo respuestas y
nunca conseguiríamos entender su funcionamiento, porque cada vez que creemos
haber resuelto un enigma mental, surgen diez nuevos.
De todo lo
creado para mi entender hay dos cosas infinitas el tiempo y la mente humana. Esa
es la razón por la que siendo poseedores de ella se hace incomprensible, es un
completo contrasentido por lo cual llego a la conclusión que si la vida fuera
espontanea, la mente estaría en el mismo nivel, por lo cual sería comprensible en
su totalidad, pero al no ser así, por razones lógicas tiene que haberla creado
alguien superior a ella. Este Creador es el único que la puede entender y
comprender en todas sus dimensiones, por
lo tanto se hace ineludible para el ser humano que para entender su mente debe tener
las mejores relaciones con quien se la dio, para que le dé el manual de fábrica
y pueda comprender su funcionamiento, de otra manera jamás estaríamos en
capacidad de dilucidar todos los mecanismos y componentes de que dispone tan
monumental creación.
Hoy en día
usamos la mente a discreción, la restricción para que logremos lo que queremos
la ponemos nosotros mismos, por la negativa obcecada de no estar de acuerdo con
su Arquitecto y en abierta oposición la usamos para desafiar su autoridad y derechos
legales que tiene sobre ella por ser su autor.
Es allí donde
está la limitación, al disponer de este prodigio, creemos que la podemos llevar
hasta donde se nos antoje, el pequeño problema es que fuera del marco protector de Dios, solo hay
tinieblas y en esa oscuridad nunca encontraremos las coordenadas que nos
indiquen el lugar adonde queremos llegar.
Navegamos en
un mar de tempestades, soportando la arremetida de tormentas infernales, sin brújula
y con el timón roto, la oscuridad es la compañía, no hay dirección y los
huracanes soplan por todos los costados con reciedumbre e inmenso poder destructivo
¿Qué posibilidad hay de llegar a un puerto seguro? Así está el hombre que
rechaza a Dios y decide vivir su vida sin la presencia de El en ella.
No podremos
entender la mente humana y por extensión saber de dónde venimos, que misión tenemos
en la tierra, el universo y saber a donde vamos hasta que decidamos someternos
al arbitrio y la autoridad del Señor de la Creación de todo lo que existe,
incluyendo por su puesto su mente y la mía amable lector.
(Isaias.43:7 todos
los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.)(efesios.1:12.
a fin de que seamos para
alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo).
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo