martes, 20 de septiembre de 2016

UNA LIBERTAD MAL ENTENDIDA.



Hace algún tiempo oí las noticias de un joven, que llevo su gato enfermo al veterinario y no pudo salvarle la vida, esto fue muy traumático para esta persona, tanto que paso vídeos acusando al profesional de ser el causante de su tragedia y lleno las páginas de su blog, con epítetos de la más baja calaña, reclamado venganza y profiriendo amenazas,  además dio la dirección del lugar de trabajo del veterinario y colgó fotos aupando a los que leían sus comentarios a ejecutar acciones en represalia por el incidente. Para este hombre se terminó la paz y comenzó un tiempo de zozobra en su vida.

El caso tuvo repercusiones mediáticas y un periodista lo entrevisto y a hacerle la pregunta que si creía que él podía publicar cualquiera cosa por Internet, aunque fuera peligroso para otros, el respondido: si, puedo publicar lo que la gana se antoje, porque soy libre de hacer lo que quiera. Es evidente que este tipo de individuos no saben, no entienden y no practican la libertad.

Todo lo que atente para limitar, coartar o menoscabar la libertad de otro, no es libertad sino libertinaje y este a su vez es el abuso sin reservas contra los demás. Las personas merecemos respeto por la condición de seres humanos y no es sensato, ni razonable pasar por encima de los demás como si fueran simples objetos hallados en el camino que no deben tomarse en cuenta.

La libertad mal entendida y administrada sin responsabilidad es una peligrosa práctica para el que la vive de esa manera y con consecuencias desastrosas para las víctimas de estos desadaptados.

Estas personas creen que ellos son los dueños del mundo y por ese motivo no tienen consideración con nadie, parece que sus excentricidades los hacen actuar a contrapelo de todo.

El que se cree sabio en su propia opinión, no pasa de ser un necio irrefrenable.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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