martes, 20 de septiembre de 2016

SE ESCUCHA EL GEMIR DEL PUEBLO



El gemido persistente se escucha en todos los ámbitos de la sociedad y en todos los recintos humanos, la desesperanza invade los sentidos y atiborra de negros presagios las mentes ofuscadas de los individuos impotentes ante la situación depauperada que vivimos.

No se avizora una salida que cambie el panorama difuso y melancólico del paisaje extraído de la divina comedia, que con líneas dantescas dibuja escabrosas figuras de los condenados a vivir los horrores del tomento en el infierno despiadado  en que estamos sin haber recibido la condena por la justicia divina. Ni Guernica aquella pintura  maestra  que resumiendo  en un cuadro  surrealista el horror de aquella hora aciaga del pueblo español, se acerca a la realidad fatal del momento venezolano.

Somos el resumen del oprobio y insensatez de políticos sin visión y carentes del mínimo respecto a las personas, que solo usan a los castrados mentales como comparsas para permanecer llevando por las calles de la amargura a la procesión que conduce al abismo producido por las desastrosas formas de concebir y gobernar a los pueblos.

Somos el resultado de la barbarie personificada en individuos que se han puesto por encima de los puebles necesitados para satisfacer su egocentrismo, sin tener en cuenta que su permanencia en el poder es condenar al atroz sufrimiento a millones de personas que reciben el impacto directo de su patología megalómana.

Los psicópatas tienen en el terror  el combustible que los impulsa a perpetrar las  más horrendas prácticas a sus víctimas y son insaciables en la búsqueda de métodos antinaturales que produzcan la mayor suma de infelicidad posible a los que tienen la desgracia de estar en su círculo de influencia perniciosa y desquiciante.

Hemos recibido como herencia nefasta de los que osaron ponerse por encima del Todopoderoso las fatales consecuencias de su endiosamiento, unos porque siguieron en su desvarío a los que propulsaron el culto a la personalidad y otros porque aceptaron mansamente semejante desatino, en ambos casos somos culpables, porque tanto el violador de la ley, como el que se complace con ello ambos son culpables.

Un ciego no podrá ser guía de otro ciego porque ambos caerán en el mismo hueco. Aquí estamos ciegos y guiados por ciegos ¿Cuál será el resultado? Saque sus propias conclusiones.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


No hay comentarios:

Publicar un comentario