Los sistemas para gobernar que el hombre ha establecido a lo largo de su dilatada historia en la tierra, han fracasado porque son
invenciones humanas sin tener como aliado a Dios; la fórmula más perfecta que
hasta ahora ha ganado más adeptos ha sido la democracia, pero es un gobierno
del hombre para el hombre y ese es su talón de Aquiles.
Hasta que no nos demos cuentas que el hombre solo es incapaz
de gobernarse a sí mismo y tomemos la decisión de que gobierne Dios sobre
nosotros, jamás tendremos gobiernos perfectos, porque todas las obras humanas
apuntan a ser como su propulsor: imperfectas y los resultados serán iguales.
Dios es el único juez justo y perfecto sobre el universo,
sería entonces un gobernante libre de toda macula con la moral y el carácter
únicos para tomar decisiones sabias, armónicas e inmaculadas. Pero debido a que
sus exigencias comprometen al hombre al llamarlo a ser santo como EL es santo,
esto imposibilita el sometimiento a sus normas.
Nada se evade tanto en este mundo como cumplir lo designios
de Dios, nadie se esfuerza tanto en romper las normas divinas como el ser
humano, de hecho ningún otro ser viviente en la tierra rompe las reglas de
Dios, porque solo el hombre tiene el espíritu que es la parte inmaterial que
nos asemeja al Creador y por medio del cual podemos tener contacto individual
con El. El espíritu es el punto de engranaje para que funcione la relación Dios
–hombre. La dificultad parte de la situación de enemistad del hombre con Dios,
causada por el pecado que rompe la relación y es la barrera número uno para
estar separados criatura y Creador. Toda
separación implica muerte, esa es la causa por la que el hombre sin Dios está
muerto en sus delitos y pecados.
Jesucristo irrumpe en el mundo terrenal para resolver ese
conflicto y por medio de un plan ideado en la eternidad establece el medio para
la reconciliación del hombre con Dios, esto le trae como consecuencia su muerte
expiatoria en la cruz y el resultado es que se constituye entre el único
mediador para restablecer la amistad liberando al ser humano de la barrera que
lo separaba de su Hacedor. De esa manera el hilo roto que había impedido la comunicación Dios-hombre, se
restaura y este recibe vida, porque el canal ha sido limpiado y removido todo
inconveniente para que fluya la vida de
Dios al hombre.
Esto lo llama Dios gracia porque no admite ninguna paga del
hombre para lograrlo, solo tiene que recibirlo, pero es imposible que lo reciba
si se niega con obstinación y tozudez a hacerlo. Dios tiene el regalo de vida
eterna en su mano y la única cosa que debe hacer el hombre es estirar la suya y
asirlo, de esta manera se apropia de la salvación y la vida eterna ¿pero
cuantos lo hacen? ¿Quieres ser uno de
ellos? ¡Es tu decisión!
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario