miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿ SOLO VIDA TERRENAL?



El cielo cuenta la gloria de Dios y la tierra la tragedia de la humanidad, no sabemos con exactitud, cuanto es el tiempo contado en años que existimos, lo que si sabemos a ciencia cierta es que por ser indiferentes a Nuestro Creador, el avance del hombre es nulo y bien se puede contar como retroceso. Si, se nos entrega una quinta para vivir y solo tenemos que darle mantenimiento y al pasar algunos años cuando venga el dueño a ver su estado y la encuentra convertida en un rancho, no será lógico pensar que nos echará afuera sin ninguna contemplación  y nos pasara factura por el pésimo comportamiento.

El paraíso que Dios hizo, esplendido y fascinante, el hombre lo ha convertido en un infierno en la tierra, esa es la razón porque muchos piensan que el real no existe, ya que estar viviendo en este globo terráqueo es lo más parecido al averno.

Todas estas penurias y dramas en que estamos inmersos tienen el rotulo de hecho en la tierra, no es importado de otros mundos, son originales todas las fatales creaciones, ellas fueron rubricadas y pasaron la prueba de paternidad irresponsable del hombre. La cuestión es que cada descubrimiento que se supone sea para mejorar, se convierte en arma destructiva, que se vuelve en su contra, aunque su principal  motivación sea para beneficio; mientras Dios saca de las tinieblas luz, el hombre hace de la luz tinieblas, siempre está contraviniendo las normas del Arquitecto del Universo, porque no sabe interpretar sus planos o porque los cambia usando la arbitrariedad, y el resultado no puede ser otro que la depauperación en todos los sentidos.

Sostengo que mientras no leamos el manual que da las indicaciones de cómo usar con propiedad y de buena manera la creación divina, todo el uso que le demos a este extraordinario cosmos, será pésimo y una manipulación sin sabiduría de lo que existe lleva los riesgos implícitos de crear una hecatombe monumental.

Reconoced que Jehová es Dios; Él  nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo  suyo somos, y ovejas de su prado. (sal.100:3) el empecinamiento del hombre por crear soluciones a las dificultades de las que el mismo tiene la paternidad, sin buscar en latitudes superiores la ayuda para salir de la debacle, hacen que cada día se empeoren las cosas y se aleje más la posibilidad de revertirlas

Se quejaba un maestro de la carpintería, porque los ayudantes que llevaron unos muebles de gran precio a su comprador, por mal manejo o por negligencia le rompieron la pata a  un sofá y vez de traerlo de vuelta al que los hizo para repararlo, trataron de remendar la ruptura usando martillo y clavos y lo que lograron fue hacer empeorar  el problema y más notoria la falla y resultado fue simple: el cliente devolvió la mercancía y cancelo el pedido. El que no sabe hacer bien las cosas, por ley termina haciéndolas mal.

La especialidad del género humano es echar a perder, dañar y degradar todo, lo que su Dueño puso en sus manos para que administrara y cada vez que hace mal uso de tan vastos recursos y por lógica consecuencia los resultados le son adversos, en vez de buscar ayuda en quien tiene la solución, se empeña en poner remiendos horrorosos y de mal gusto en cada cosa que rompe, haciendo del mundo una burda réplica del original, cambiando tanto su diseño que solo se insinúa una irreconocible silueta de lo que fue.

Nos ufanamos de los logros y de seguro ese orgullo nos impide ver la realidad, porque todas las conquistas sin atenuantes son en el plano material, hay una preocupación desmedida por hacer todo lo que nos haga sentir cómodos en la parte física y externa, pero ninguna por tener armonía espiritual, se ignora casi en su totalidad que no somos solo materia y que el principal componente del individuo es espiritual, porque es el que trasciende la eternidad, ya que el cuerpo solo es el recipiente donde está  el alma y el espíritu y mientras el cuerpo tiene fecha límite de vencimiento, el alma y el espíritu son indestructibles.

El apego a lo terrenal hace que todo gire en esta órbita, siendo adsorbidos en sus monótonas circunvalaciones y reducidos a hacer círculos concéntricos sin poder romper su hegemónica gravitación.

Mientras edifiquemos solo para vivir en la tierra perdemos toda oportunidad de disfrutar la vida eterna en compañía del Único Dios del Universo, manifestado en Cristo Jesús.

¡Solo medítalo!

Por el pastor: Fernando  Zuleta V.




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