martes, 20 de septiembre de 2016

¿QUIEN ES CULPABLE?



Los lamentos son el pan nuestro de cada día, las madres con sus hijos adheridos a sus cuerpos famélicos miran hacia el horizonte como se van dibujando los negros  nubarrones que anuncian una tormenta de peligrosas proporciones, los potentes rayos y los ensordecedores  truenos son el preludio de un vendaval de gigantes dimensiones, sin poderse conocer cuántos males añadirá a los desprotegidos y abandonados a los caprichos de la naturaleza.

Cuando el futuro es incierto es porque el presente es de angustia, nadie que está inmerso en la calamidad podrá pensar en días promisorios, si no tenemos alimento para calmar el hambre hoy, no habrá manera de creer que mañana estaremos saciados, cuando no tenemos a quien recurrir o como adquirir lo básico y elemental para subsistir como es la comida. Oír hablara a los pro meseros profesionales de generación dorada, cuando no llega si quiera a hojalata, es deprimente, si en medio de la inopia aseguran abundancia, es seguro que si llegasen a mejorar el caos nos harán creer que estamos en lugares celestiales, porque no usan hipérboles que son un exageración de la verdad, sino mentiras monumentales que escapan a toda lógica y sensatez.

"Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo".palabras de John. F. Kennedy. Estamos oyendo  repetir con reiteración y permanencia la ristra de acusaciones contra los culpables de la debacle que nos hunde en el abismo sin fin, se culpa al imperio, se culpa a los ricos, se culpa a los empresarios, se culpa a la derecha, se culpa a la oligarquía, se culpa a la  oposición, se culpa a los bachaqueros, extraño que al  único que no han involucrado como responsable del desastre es al diablo, porque de seguro muchos le estarán echando la culpa Dios.

Cuando nos esforzamos para hacer caer sobre otros la responsabilidad por las malas ejecuciones, recurrimos al desacreditado truco de transferir la culpa y como reza el adagio popular de manera literal “tiramos la piedra y escondemos la mano”. Esto raya en la desfachatez y en el cinismo, conductas inapropiadas del caradurismo y la ruindad del alma. Solo los que transitan por los caminos tortuosos de la deshonestidad se encuentran cómodos ante semejante desvarió.

El egoísta superlativo  aumenta el dolor y la agonía de sus víctimas, porque su visión periférica es escasa y solo se centra en si mismo creando una barrera oscura que le impide sentir, ver y oír al prójimo que clama en su angustia y desesperación, han sellado su corazón para no sentir, han cerrado sus ojos para no ver y han taponado sus oídos para no oír.

Personas de esta calaña  podrán sentir las cadenas opresoras, ver las victimas del dolor y la tragedia y oír las quejas y lamentos de los que se hunden en la abyecta miseria del imperio que rige la  desolación, pero su fragmentada personalidad  se levanta como barrera de contención  impidiendo auxiliar al desvalido. Su mano está paralizada para extenderla al caído, porque su mente y los deseos de su corazón, están en completa oposición a sus palabras, está dividido y un hombre dividido no puede marchar en el camino correcto.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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