viernes, 19 de diciembre de 2014

SUEÑOS O DELIRIOS



Los sueños de grandeza sin respectar los límites que impone la cordura pueden derivar en la más espantosa pesadilla, sobre todo si llevan implícito el anhelo desbordado de adquirir el reconocimiento y la fama y la obtención del poder discrecional y omnímodo.

En estos tiempos contemporáneos han traído al ritmo del modernismo el fatal virus del  aparentismo, que en términos psicológicos es la necesidad de sobre salir y de llamar la atención de los congéneres. Al parecer hay una desmedida carencia de satisfacción interior que se manifiesta en lo exterior haciendo cosas anormales que llamen la atención y den reconocimiento tácito.

Hace algunos años causo furor el estilo espontaneo de aprovechar los espectáculos masivos en  los grandes estadios y lanzarse al medio de ellos interrumpiendo su desarrollo y muchos lo hacían desnudos para causar mayor impacto. Ante este agregado inesperado del pasatiempo las cámaras seguían toda la consabida secuencia y el individuo se daba un baño de popularidad gratis y a gran escala. Intuyeron los psicólogos que esto sucedía solo para llamar la atención y se prohibió enfocar y mostrar en señal abierta a los tele-videntes esta clase de sucesos y el resultado fue más que halagador, porque casi nunca se volvió a repetir.

La falta de  satisfacción interior tiende a revertirse con hechos protagónicos que dependiendo de cada individuo adquiere ribetes particulares, porque cada ego exige ser alimentado en la proporción de su envergadura y algunos  jamás tendrán limites en sus pretensiones. 

Lidiar con la fama, el dinero o el poder en abundancia para muchos se convierte en una obsesión que al final rompe el dique entre la cordura y la locura, como en el caso emblemático de Johnny Weissmuller que en las películas encarno al mítico  tarzan, y el personaje acabo apoderándose de su razón haciéndole creer que la representación figurativa que hizo tantas veces era realidad.

Por otro lado la apetencia desbordada de reconocimiento encierra en una burbuja de ficción a quien ha traspasado su equilibrio natural, empujándolo a hacer lo permitido y  no permitido, lo lógico y lo ilógico, lo legal y lo ilegal, llevándolo al peligroso mundo del bipolarismo donde no pude diferenciar lo real de lo irreal. Se manifiestan dos polos opuestos en una misma personalidad y la pregunta es simple ¿saldrá algo bueno de esta mezcolanza? (preguntemos al indio, el reparador de radiadores de Ocumare del Tuy, que fue quien me enseño la palabreja).

Los sueños se deben perseguir y cumplir, pero hay que diferenciarlos del delirio de grandeza, el sueño es una visión de lo que se quiere hacer y alcanzar y el delirio es una obsesión por obtener lo imposible, lo primero es un ejercicio permanente de la razón, y  la mente   tiene el control, lo segundo es una acción impulsiva de ideas manipuladas por las pasiones desbordadas que estimulan los sentimientos y controla el corazón.

Sueña pero cuídate de las pesadillas.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


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