El valor de los individuos se
manifiesta en la perseverancia, quien no tenga tesón para avanzar cuando las dificultades
se multiplican a la velocidad de los
virus, claudicara irremisiblemente ante sus pretensiones y como el contrincante
del juego ciencia, inclinara su rey
cuando se hace imposible impedir la derrota.
A veces las posibilidades se
antojan inexistentes, no se ven, pero eso no significa que se han esfumado,
sino que metidos en el túnel estrecho de las dificultades la visión escasea y
la poca que queda se hace borrosa, a veces esto pasa por inexperiencia, otras
por ignorancia, pero la mayoría por falta de aguante y resistencia.
Anécdota: en una salida a pescar
en Higuerote uno de los componentes del equipo era invidente y los demás
acompañantes que iban de otros lares se
sintieron amedrentados sin saber cómo podían reaccionar ante algún imprevisto, pero
al fin superaron sus naturales temores cuando los de la otra lancha que conformaban
el equipo, les aseguraron que ellos estarían pendientes y nada sucedería fuera
de lo normal, pero sucedió y por corrientes marinas imprevistas y vientos
inesperados fueron separados abruptamente y distancias considerables donde no
se obtenía contacto visual y como la historia tiene su tiempo y aun no se
disponía de la telefonía celular, la incomunicación fue total, así paso el
tiempo y comenzó a aparecer la terrible oscurana que añadió más preocupación a
los improvisados nautas y dieron inicio a las especulaciones y sobrevino el
pánico, a todas estas el ciego permanecía imperturbable fumando tabaco y de
cuando en vez extendiendo las manos para saber de dónde soplaba el viento y
calcular su velocidad. En esta situación de emergencia el invidente hace una
pregunta inesperada a sus atribulados acompañantes ¿aparecieron las estrellas?
Aun no respondieron a coro, a lo que añadió, quédense tranquilos, no den marcha
al motor para ahorrar el combustible, yo
me voy a dormir y cuando vean las estrellas me llaman. Pasaron algunas horas de
tensa calma y con tortícolis por
mantener la cabeza inclinada mirando al firmamento se acercan expectantes al
invidente y lo despertaron notificándole que el cielo estaba estrellado y hace
la pregunta ¿ven una muy brillante y más grande que todas? Si responden al
unísono, entonces enciendan el motor y avancen en dirección a ella. Cuando
tenían unas dos horas aproximadamente, el ciego pregunta ¿que ven en el
horizonte?, uno responde a nuestra derecha muy lejos aparece como un leve
resplandor, cambien de rumbo y vayan en dirección de ese resplandor, pasados
unos treinta minutos, ellos anuncian que se ven luces brillantes a la distancia
el invidente ordena seguirlas, poco después aparecía la silueta de Higuerote y
comenzó a dibujarse el atracadero, cuando pusieron los pies en tierra firme, el
ciego se despidió dándoles las gracias por el paseo. Este hombre no veía, pero
había pasado toda su vida en el trabajo de la pesca en el mar Caribe y tenía el
mapa completo de toda la región en su mente y el solo necesitaba que otro viera
las señales para el guiarlos a puerto seguro como en efecto sucedió.
Es posible que tú no puedas ver
las posibilidades de vencer los obstáculos, pero eso no significa que son
inamovibles o insalvables, lo que se necesita es insistir con otros métodos y
otras formas, porque las dificultades existen para ser vencidas y hacer que
ellas se inclinen ante la fuerza del tesón y la perseverancia de los que han
determinado ser más que vencedores.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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