El peligro más grande que se deriva del poder es perder la sindéresis y
caer en la fantasía de que disponemos de la capacidad de alcanzarlo todo, esto
trae como consecuencia inmediata elevar el listón a alturas imposibles de superar, pero el
orgullo y la falsedad pondrán la venda que impide ver la realidad y acicateados
por la falta de sensatez y humildad se
continuara por el rumbo equivocado hasta hacerse imposible la corrección y el
cambio de dirección.
Al contrario de lo que se cree el rugido persistente del león obedece a una
situación de debilidad y no de fuerza y poder y como mecanismo de disuasión
recurre a él para causar pánico a sus enemigos y ese mismo principio usan los
que se saben derrotados, amenazan, vociferan, desafían a los contrincantes, son
iguales a los tahúres curtidos, no ganan con buen juego sino con el miedo a
perder del oponente.
Cada vez que alguien asegura con reiteración permanente que no está
haciendo tal o cual cosa, se puede esperar con certeza que eso es lo que está
haciendo y como mecanismo de escape recurre a la negación, para ocultar la
realidad, este es un truco defensivo de la conciencia, tratar de cubrir la
verdad con la mentira.
La culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote, cuando nos
quejamos por los malos gobiernos, nunca hacemos mea culpa reconociendo que
quienes les dimos el estatus y poder somos los responsables de que estén
gobernando.
Cría cuervos y te sacaran los ojos, las malas decisiones acarrean malas
consecuencias, por lo cual no se puede esperar que cuando tenemos mala
conducta, podamos exigir un comportamiento correcto para los que nos circundan.
El que siembra vientos recoge tempestades, es imposible que alimentando el odio y estimulando la
confrontación obtengamos el ambiente de paz y de quietud que deseamos
Si crías a los hijos como halcones, no puedes esperar que reaccionen como
palomas, el alcohólico todos los días está dando evidencia de su inclinación al nefasto vicio y los hijos
son testigos de primera línea, por lo cual no podrá esperar que sean sobrios y equilibrados.
No hagas lo que yo hago, pero haz lo que yo te digo, ese es el método de
muchos, disfrutan todo lo que el dinero puede comprar, las comodidades que se
derivan de tenerlo pero le hacen creer a los demás que la austeridad es su
mayor virtud.
Nunca exijas que los demás hagan lo que tú no haces, el verdadero liderazgo
no está divorciado del ejemplo del líder, sino amalgamado con él, de una forma
tan cohesionada que será difícil diferenciar ideas de acciones.
El que quiere ser redentor muere crucificado, el que quiere emular a Cristo
debe de estar dispuesto a pasar por las mismas tribulaciones que El paso,
porque no son las palabras las que hicieron de Cristo el Salvador de la
humanidad, sino el haber muerto en la cruz como demostración práctica que sus
palabras iban acompañadas de acciones reales.
Pensamientos, palabras y acciones deben marchar al unisonó, para todos
aquellos que pretenden ser lideres, de no ser así el liderazgo es hueco y
espurio.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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