Se ha dicho que la felicidad no es un estado, sino una decisión, todas las
opiniones son rebatibles, pero en realidad la mayoría de las cosas se obtienen
porque se quieren, aprendí a lidiar con los drogadictos y la pregunta más
relevante e importante, de la cual sacamos la conclusión inmediata si podemos
intentar su rehabilitación era simple, directa y sencilla ¿Ud. quiere salir de
las drogas?. Si dice no, la entrevista se termina de inmediato, por la razón de
que es imposible ayudar a quien no quiere ayuda, si es afirmativa su respuesta,
podemos seguir adelante y hacer todo el esfuerzo humanamente posible porque
aunque sea remota la esperanza de su recuperación, existe un pequeñito y tenue rayo de luz que nos alumbra para caminar en medio de oscuridad reinante en el
túnel, que es la vida de una persona
envuelta en las drogas.
Se puede fracasar muchas veces en el intento por superan la adición a los
estupefacientes, pero si se tiene la intención de abandonarlos y se mantiene el
deseo de romper sus ligaduras de esclavitud,
podemos esperar que se supere tan terrible dependencia, por supuesto que
esto entraña inmensas dificultades y quizás muchas derrotas hasta lograr ganar
la batalla final, el triunfo puede ser sufrido y doloroso, pero la
perseverancia dará los resultados.
Hablando con un amigo pastor encargado de un centro de rehabilitación, me
testifico de lo difícil de superar esta terrible condición al asegurarme que
hizo 14 intentos por dejar el vicio de las drogas, trece de ellos fallidos,
pero finalmente el catorceava ocasión obtuvo la victoria, pasando 4 años
internado recibiendo orientación y fortalecimiento moral y espiritual, como
forma para demostrar en la practica el agradecimiento a Dios y a los que
durante tanto tiempo sirvieron como medios para ayudarlo a su superación, decidió
dedicar su vida a rescatar a todo aquel que estaba en el infierno de las terroríficas
drogas.
Este héroe anónimo comenzó su trabajo en el Guarataro y el que conoce a
Caracas sabe qué clase de lugar es este, allí un mal viviente armado le exigió dinero
para no caerle a tiros al grupo que él
estaba recuperando de este temible flagelo, el no contaba con la suma exigida
por el desadaptado y como el pastor se interpuso diciéndole si va hacer algo
contra ellos hágalo contra mí, sin pensarlo dos veces le disparo, fueron
necesarias 4 operaciones para salvarle la vida, pero por la gracia de Dios se
salvo y sigue con su extraordinario ministerio.
Unos meses después me visito uno de los jóvenes que estaba en el proceso de
recuperación y me dijo refiriéndose al pastor: ese es el hombre que yo sigo,
porque arriesgo su vida para salvar la nuestra, no se parase mucho esta
historia a la de aquel que murió en la cruz para darnos salvación y vida
eterna, que harás tu ¿le rechazaras o le
aceptaras? Termino como comencé la felicidad no es un estado sino una decisión.
Pero aquí no se trata solo de ser feliz, sino de tener también vida eterna. ¡Tú
decides!
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario