Comprender al ser humano es una
posibilidad remota, las diferentes formas de pensamiento, aunados a los
distintos medios de influencia, sumados a la variedad de culturas y totalizados
con la cosmovisión personal, aparte de los tiempos y épocas, así como las circunstancias
y las situaciones imprevisibles hacen de cada individuo, un ser disímil,
único y extraordinario, imposible de ser entendido y comprendido y solo pueden aventurar las distintas ciencias
sociales a hacer perfiles generales, pero están incapacitadas de diagramar con exactitud al individuo. Esto
se parece mucho a la astrología que con doce signos del zodiaco hacen las
predicciones y meten en el mismo saco a
siete mil millones de personas.
Las conductas de las personas obedecen a una multiplicidad de situaciones
distintas y una variedad impresionante de la interpretación de los hechos por
el individuo, razones por las cuales se dificulta extremadamente saber quién es
quién. Por eso existen los zamarros, asolapados, los cínicos, los
introvertidos, los extrovertidos, los farsantes, los audaces, los equilibrados,
los temerarios, los indecisos, los fuertes, los débiles, los pusilánimes, etc.,
etc. y si continuamos con la lista enumerando tanto cualidades como defectos se
haría interminable, motivo por el cual se hace misión imposible poder entender
a los seres humanos.
El ser humano solo puede ser entendido conociendo su interior y esa es la
limitación más grande que tenemos, por cuanto solo podemos sacar conclusiones
de quien es con lo que dice o hace, pero
jamás de lo que piensa, porque se nos está negado conocer sus pensamientos.
Nadie puede penetrar esa barrera interior, excepto Dios.
Es adentro donde se oculta la verdadera personalidad de cada individuo y en
ese laberinto impenetrable aun cada persona desconoce sus propios pensamientos
ocultos, que están agazapados y
escondidos en la intrincada vorágine de los millones de células que se
especializan en el almacenamiento de las ideas y razonamientos.
Solo hay aproximaciones en el conocimiento del individuo y generalidades
sobre las sociedades y esa es la causa primordial de la desavenencia y la
tendencia a recorrer cada uno caminos diferentes, no podemos ponernos de
acuerdo sino cuando llegamos al límite y no en todas las circunstancias. Porque
los más fuertes pasaran sobre los débiles irrespetando y vulnerando sus
derechos como personas.
Solo conociendo a Dios, nos conoceremos a nosotros mismos, el antiguo
postulado filosófico “conócete a ti mismo” es una vieja ilusión humanista que carece de fundamento
porque el hombre no está en capacidad de conocer al hombre por medios
naturales, el único que lo conoce es Dios y si El no nos dice como somos, jamás
lo sabremos.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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