No somos marionetas del destino, sino el resultado de nuestras decisiones,
todo el que piense que está obligado a actuar por fuerzas cósmicas imposibles
de resistir a renunciado a su libre albedrío y la capacidad de hacerle frente a
los imponderables y en vez de usarlos para conquistar, se deja conquistar por
ellos.
El éxito jamás ha dependido de que
las circunstancias sean favorables, sino que de la forma que se presentaron se
usaron adecuadamente para triunfar.
Uno de mis héroes favoritos es Saulo de Tarso, nunca permitió que la adversidad, las dificultades, las pruebas
o aun el dolor físico lo apartaran de sus metas u objetivos, se sobrepuso ante
lo abrumador de todo lo que estaba en contra y le decía que era imposible que
obtuviera lo que deseaba, no escucho la voz de la conmiseración interior, ni la
del pesimismo externo y todo lo resumió con extraordinaria determinación y
confianza en quien había creído, asegurando. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.
A veces somos demasiado blandengues e indulgentes y nos acobardamos cuando
los desafíos superan nuestra capacidad, olvidando que todo lo que se levanta
como muralla en el camino es una grande oportunidad para convertirnos en escaladores,
nos hemos acostumbrado tanto a llanear que cuando vemos que la cuesta se empina
renunciamos a terminar la carrera, porque nos consideramos incapaces de
vencerla y conquistarla sin intentarlo.
El que dice que no puede, jamás será un vencedor y el que se siente
perdedor antes de iniciar el combate ya esta derrotado, siempre me acuerdo de
Xaver Kurmann el campeón mundial de los 4.000 mts de persecución individual de
ciclismo cuando llego a Colombia a competir con su archirrival cochise
Rodríguez, su frase lapidaria fue: vengo a que cochise me derrote y en efecto
así sucedió.
Esto no implica que ganaremos todas las batallas, pero sí que no vayamos a
ninguna confrontación con el estigma de la derrota, quien compite para ser
derrotado no está participando para ser vencedor sino propiciándole toda las
ventajas a su adversario, para que lo
derrote.
Cuando las dificultades se sucedan una tras otra y no veas ninguna
posibilidad, toma el consejo bíblico de Pablo.: y sabemos que los que aman Dios, todas las cosas le ayudan a bien… aquí
están incluidas las buenas y las malas y todas nos beneficiaran, solo que nos
toca a nosotros aceptarlas y usarlas a nuestro favor.
Por el pastor: Fernando Zuleta V.
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