La tierra no
deja de girar, el sol no deja de alumbrar,
conociendo
el tiempo promedio de cada humano,
duramos como
un efímero parpadeo, pero,
tenemos alma y espíritu, esa es la diferencia,
entre la
materia inerte que compone el universo
y la que
funciona en nuestro prodigioso cerebro,
la tierra no
puede hablar, el sol no puede argumentar,
la mirifica
mente humana si está en capacidad,
para retener,
almacenar, seleccionar y ordenar.
El magnífico
universo en toda su inmensidad,
obedece a
leyes establecidas por su Hacedor,
son rígidas
e inviolables, imposibles de trasgredir,
el ser
humano está en capacidad de decidir,
solo se somete a su Señor usando su libre decisión,
esa es la
diferencia abismal entre creación material
y el hombre que nace del soplo divino del
Creador,
con su palabra
dijo y todo se hizo al instante,
su mano formo y su aliento dio vida a su
semejante.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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