Si le
preguntas no te contesta con palabras,
le está
vedado dar respuestas con sonoridad,
es el amigo
callado que todos deseamos tener,
no nos
vendería, ni ante la más severa crueldad,
no pronuncia
palabras ni para bendecir o maldecir,
el no es cómplice
de nada, ni delator de nadie,
es testigo
fidedigno de la historia de todo ser,
no es juez
para condenar, ni para absolver,
estando
presente en cada acción y decisión,
no
interfiere para impedir, ni acicatea para inducir,
el no oculta
las huellas, ni muestra su impresión,
aunque
preguntares en alta voz y con vehemencia,
¿Qué paso?
¿Quién lo hizo? ¿Cómo sucedió?
y lo
repitieras hasta perder la voz por el mal uso,
nunca oirás
respuesta, él no tiene voz audible,
son los
hechos los que darán cuenta del suceso,
las
realidades están presentes ellas hablaran,
no
desprecies el silencio, él siempre te acompañara,
no lo
ignores, él fue, es y será tu amigo fiel,
nunca se
impondrá, solo llegara cuando tú quieras,
solo se ira,
si en tus elucubraciones lo despides,
siempre regresara
sin mediar explicaciones,
haciendo compañía,
sin permitir que la ansiedad,
tome ventaja
sobre tu vida y traiga desolación,
no quiere
para ti mal, sino abundante bendición.
que buen
acompañante eres de nosotros, silencio,
debemos aprender
a vivir contigo y nunca sin ti.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.
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