Avísame si
el corazón te duele, aunque mi alma padezca la pena
Dime si
sientes dolor, pese a que mis entrañas
sufran las heridas
Cuéntame si estas
triste, no importa si mis sentidos desfallecen
Si padeces
infortunio sufro doble al sentir tu tristeza y la mía
Háblame de
tus cuitas y entenderás que me pertenecen más que a ti
Comparte tu
sufrimiento y me convertiré en soporte para tu libertad
Si la decepción
toco tu puerta te asiré para sostener tu animo decaído.
Aunque la alegría
se aleje de ti la forzare para que sea tu compañía.
Los años
pasaran y serán testigos mudos del amor perfecto,
Ellos no contaran nuestra historia, no tiene
importancia
El tiempo no
tendrá registros de lo que hemos vivido,
tenemos como
testigo infalible al único Dios del Universo
que nos dio
de su propia esencia para disfrutar por la eternidad,
transmitiendo su Espíritu sempiterno en sustancia de amor divino.
Este amor no
es solo de los sentidos, ellos son pasajeros y
fluctuantes.
No es del corazón, único, él va y viene como
las inestables olas,
no pertenece
solo a la mente, ella no permanece impoluta,
tampoco es
solo del espíritu, estaría fuera de la
esfera terrenal.
Es de los
sentidos, es del corazón, es de la mente y es del alma,
para que se
manifieste en la tierra y permanezca en la eternidad.
Por el pastor:
Fernando Zuleta Vallejo
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