viernes, 8 de diciembre de 2017

PLATON TERMINO SUS PASANTIAS.



No me refiero al gran filósofo griego, sino al perro callejero que un buen día apareció por nuestros contornos y mis hijos amantes de los animales lo invitaron a pernotar en la casa, lugar que en lo inmediato adopto como su vivienda, de allí no volvió a irse, porque recibió aprecio, cuidado, alojamiento y comida y como buen perro al fin muy agradecido.

Pero los tiempos cambiaron, no solo para las personas sino también para las mascotas y de los cuatro que de una u otra manera nos encargamos de su cuidado, quede solo y por supuesto se desmejoro mucho la atención al noble can.
Para sobrevivir me vi obligado a buscar en Caracas los medios para el sustento, pero dejar encerrado al perro como mecanismo de protección, durante largos y a veces varios días no me pareció lo mejor, así fue que con pena y tristeza tenía que dejarlo en la calle, los vecinos que lo conocían lo cuidaban y le daban comida y por más de un año solo venia en las noches a dormir.

Pero el sábado pasado sucedió la tragedia y un auto conducido por energúmeno chófer lo arrollo, no lo mato en el acto, pero lo dejo con una pata partida, hecha polvo y varias escoriaciones en otros lados. Me di cuenta que su final estaba cerca, hable en una veterinaria explicando lo pasado y la recomendación fue aplicarle la eutanasia; no compartí la sugerencia con las dos mujeres que lo querían como propio, conociendo sus sentimientos y afecto que le tenían.

Este martes pasado me comunicaron que habían contactado a un veterinario conocido y que el miércoles en la mañana estaría atendiendo la emergencia y así paso, allí estábamos en el garaje, las dos benévolas mujeres, el médico veterinario y mi persona, el veredicto no dio lugar a otras interpretaciones, con mucho tacto, enumero las posibilidades, el alto costo de  los medicamentos y las escasa posibilidades de adquirirlos,  la cantidad  elementos necesarios para intentar una  hipotética  recuperación,  su edad tampoco estaba a su favor, aunado a que era necesario un cuidado permanente y diario  al menos por tres meses, si teníamos los medios económicos para costearlo y la disponibilidad para su atención.

El medico añadió, el animal está sufriendo, cada uno de Uds., viéndolo también y sin poder hacer lo que amerita el caso prolongar el sufrimiento de todos no es la correcta decisión, de manera que la mejor solución es la eutanasia, no pudimos hacer otra cosa que aceptar, les pidió a estas nobles mujeres que para que fuera menos dramático el momento nos dejaran solos, conociendo sus sentimientos al ver que lagrimas como lluvia inclemente salir por sus ojos, sin embargo permanecieron hasta que se le aplico la inyección letal y luego abandonaron el lugar compungidas y llorosas.

Al final salió de la casa platón convertido en un fardo al ser metido en una bolsa negra, inerte y sin vida, pero los cinco años que pasaste con nosotros alegrándonos la vida nos hacen sentir que valió la pena darte refugio y haberte tenido como huésped.

Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.


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