Se reclama
con dureza la libertad
se exige con
fuerza la comprensión
siempre la
tendencia es a recibir
deseo tener,
quiero alcanzar
¿Quién
quiere dar, quien entregar?
se busca la
felicidad, se persigue
todos nos
creemos merecedores
¿Habrá
precio por ella o es gratuita?
Creo que hay
una confusión,
pienso en un
grave desequilibrio,
entre lo que
queremos o exigimos,
lo que
necesitamos y merecemos.
La felicidad
se reclama como herencia
porque no
sabemos la cruda realidad,
no conocemos sobre ella la verdad.
Algunos la
confunden con conquistas
otros con
sueños alcanzados,
con deseos
satisfechos,
la
consideran fuente de placer inagotable,
abundancia
de dinero y riquezas,
la
mezclan con el hedonismo
la unen al
placer sin limites
no ven en
ella el compartir
en suplir la
necesidad ajena
en secar las
lágrimas del que sufre
en tratar
bien al desposeído
en socorrer
al niño abandonado
no consiguen
felicidad en el bien
la encuentran en el deleite del deseo
en el desborde
de la pasión carnal
la ven como realización
egoísta
la toman a expensas
del dolor ajeno
sin importar
cuantos claman,
cuantos gimen
y lloran la desgracia
de estar en
manos pervertidas
y vivir en un mundo descarriado
que camina
empecinado al abismo
sin tener
conocimiento o sabiduría
que se
conmutara lo que ahora gozan
por una
eterna y terrible agonía.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo
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