martes, 26 de diciembre de 2017

PERDÓN ¿PARA QUE?


Se ha escrito mucho sobre el perdón y se habla bastante sobre él, pero en la práctica está muy restringido, porque hay un cantidad de aristas que tienen que limarse para que sea real.

Es subjetivo.

Por cuanto tiene que ver con la interiorización de muchos elementos que deben ponerse de acuerdo para darlo.

1.     Es exclusivo de cada individuo, el perdón no se puede manejar  como una moda o un estilo de alguna época, además no puede ser grupal, es personal.

2.     Debe de haber un convencimiento genuino para otorgarlo, no se trata de que otros lo han hecho, soy yo, quien tiene que hacerlo.

3.     La necesidad no obedece a hacer sentir bien al que lo recibe, sino de liberar al que lo da.

4.     No se trata de un decreto  humano, sino de una ley divina, los decretos humanos están escritas en códigos tangibles y las leyes  divinas en el corazón de las personas, son intangibles.

5.     Es una decisión del corazón, aprobada por la mente y refrendada en el alma.

Es objetivo.

Por cuanto tiene que ver con la exteriorización,  ese aspecto no puede se irrelevante,  ya que es la única manera de demostración palpable de que se   dio.

1.     Las palabras estarán acompañadas de las acciones, en este caso la relación tiene que recobrar su naturalidad.

2.     Hay un compromiso tácito de parte del ofendido de no mencionar los hechos que produjeron el resentimiento.

3.     Dejará de sentir sensaciones en las entrañas cuando recuerde las circunstancias del pasado, si aún tiene aquel sentimiento interno al recordar, no ha habido cura. Se tendrá que hacer una revisión interior y conseguir las causas en los sentimientos.

4.     Las heridas internas tienen que sanarse de no ser así, el perdón jamás ha existido.

5.     El dolor por lo que te hicieron tiene que haber desaparecido de no ser así, nunca ha habido perdón.

Finalmente debemos de recordar que el perdón, ni es optativo, ni es demostración de lo bueno que somos, sino mandamiento de Dios para tener salud física, mental y espiritual y poder vivir en paz y en armonía con el Creador, con los congéneres y con sigo mismo.



Por el pastor: Fernando Zuleta Vallejo.

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