Hay muchas
cosas que las explica la química, la
física la aerodinámica, y otras variaciones de la ciencia, pero sin que el
hombre conociera esas leyes, las cosas ya funcionaban usando esos principios.
Es de suponer que habrá cientos o miles de leyes que rigen el universo y son
desconocidas, por lo que el hombre tiene una tarea titánica para desenmarañar o
descifrar tantos misterios, la pregunta que me hago siempre es ¿no sería más
fácil uniéndonos al Creador de tosas las cosas y conocedor de todos los
secretos para que Él nos ayude a conocerlos?
Por supuesto
que sería más fácil, el meollo del asunto es que al ser humano no le gusta
depender de Dios y menos a reconocer que Él es la esencia de todo, por lo cual en
la misma proporción que sus esfuerzos se multiplican, sus conquistas disminuyen, porque paralelo a
lo que descubre crea otras dificultades que entorpecen sus avances. Descubrió los
elementos radiactivos y todo su potencial, haciendo uso de ellos en la mayoría
de las veces para fines guerreristas y contaminando con perversidad la tierra
para obtener resultados.
El hombre no
desea estar en armonía con su Creador porque ello implica dependencia, lo cual
establece una relación donde las decisiones son del Señor y obedecer su responsabilidad.
No está
dispuesto a rendir cuentas por sus actos y ese libertinaje que se arroga lo lleva a la práctica todos los excesos y desmanes, convirtiendo el
mundo en un caos y donde hay caos las tinieblas reina y sabemos por lógica
quien gobierna en las tinieblas.
La luz es
rechazada, por la simple razón que ella saca a relucir todo lo oculto y tenemos
la tendencia a mantener todo los secretos que delaten la verdadera personalidad,
por eso usamos la careta o el disfraz, de esa manera podemos aparentar ser lo que está lejos de la realidad.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.