martes, 16 de agosto de 2016

TENDRA SENTIDO



Nos pasamos averiguando el sentido  de la vida en  vez de vivirla a plenitud

Queremos desentrañar los misterios del cosmos en vez de disfrutar lo conocido en la tierra

Nos afanamos  por quistar las estrellas y sin importar la destrucción de nuestra morada terrenal 

ambicionamos tener todo lo material que es pasajero y pasamos por alto lo espiritual que es eterno.

Vivimos como si nunca fuéramos a morir y morimos sin haber hecho previsión para el interminable viaje sin retorno

Nos aferramos a la vida en la tierra sin tener en cuenta que solo es una estación en la amplia avenida de la eternidad.

Amontonamos riquezas y nadamos en la opulencia, sin mirar a los que se debaten en el lodo de la miseria.

Deseamos la felicidad y nos creemos merecedores de ella, si hacer el bien y practicar la misericordia.

La felicidad no se alcanza siendo dueño del mundo, sino haciendo participes a otros de lo poco o mucho que poseemos.

El mundo no fue creado para que nos hagamos dueños de él,  sino para que disfrutemos todos lo que hay en él  y glorifiquemos a su Creador

No merecemos nada, todo lo recibimos por gracia, pero muchas veces creemos que lo obtenido es el resultado de nuestras habilidades.

La equivocación más grande es creer que somos dueños de las cosas, cuando en realidad solo se nos ha dado prestadas para que las usemos

Habrá cielo, tierra y sol nuevos y el hombre tendrá corazón, mente y espíritu nuevos para que todo recobre la originalidad y la armonía de sus inicios.

Nos pasamos tratando de vivir más tiempo, sin usar la vida y el tiempo para prepararnos para  el perpetuo itinerario  que nos espera.

Queremos conocer al ser humano, sin preocuparos por el que lo creo y tiene el manual de funcionamiento de tan portentoso diseño.

Estamos averiguando a las estrellas el origen de la vida,  sin entender que también fueron creadas y ellas solo cuentan la gloria de su Hacedor.

Todos admiran la magnificencia del universo, pero no se detienen a honrar a la mente mirifica que lo creo y lo sostiene con el poder de su palabra.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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