miércoles, 31 de agosto de 2016

LAS OPORTUNIDADES NO SE REPITEN CON FRECUENCIA



Las amenazas son la demostración contundente del miedo encubierto. Son el barniz con que se cubre el terror mórbido a la derrota.

Siempre nos han hecho creer que el león macho ruge porque está en control de la situación, nada más irreal, ruge porque esta viejo y sin garras y a lo mejor con pocos  dientes, para atemorizar porque ya no tiene ni fuerza, ni poder y no le queda otra alternativa que tratar de impresionar, así son los tahúres cuando tienen mal juego apuestan todo o nada, para que los demás se achicopalen y le den la mano por ganada.

En los momentos de peligro inminente, en fracciones de segundo repasamos la película de nuestra vida pasada y es cuando pensamos que daríamos todo por salvar el pellejo, algunas veces salimos abantes y en ocasiones hacemos mea culpa, haciendo el propósito de no repetir la historia, pero hay veces que no salimos también librados y las posibilidades de enmendar el error son nulas e inexistentes, hay oportunidades que no se repiten, por lo que cuando se desaprovechan, sin objeción alguna se perdieron. Solo queda rumiar el fracaso, aunque de nada sirve, la historia se repite pero con otros actores y con otro elenco y en otros escenarios.

·      Si tuvieras oportunidad de volver a vivir se le pregunto al enfermo en estado terminal ¿Qué harías? Respondió:
·        Amaría más a mi esposa.
·        Dedicaría más tiempo a mis hijos.
·        Apreciaría más a mis amigos.
·        Sería más misericordioso con los necesitados.
·        Dedicaría más tiempo a la relación con Dios.
·        Tendría más preocupación por huérfanos y desamparados.
·        No me preocuparía tanto por los bienes materiales.

Esto por supuesto en nada cambia lo acontecido, sino que demuestra que  cuando pudo hacer las cosas diferentes no las hizo, ahora son un terrible déficit al final de su vida y el arrepentimiento y la confesión de sus faltas en nada alteran lo pasado,  porque ya sus oportunidades terminaron y son irrepetibles.

Nunca desperdicies una oportunidad, tal vez sea la única en tu vida.


Por el pastor: Fernando Zuleta V.

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