lunes, 29 de agosto de 2016

LA PAZ O LA GUERRA ES TU DECISIÓN


QUIENES HAN SUFRIDO LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA, VALORAN LOS BENEFICIOS DE LA PAZ, el que ha vivido la guerra como amarga experiencia, siente la necesidad apremiante de la paz, el otro enfoque lo dan los que saben de la guerra por referencias, careciendo en absoluto del conocimiento práctico, lo que hace que sus presunciones no tengan validez y carezcan de valor.Cuando alguien tiene hambre de nada  sirven las palabras de consuelo y de empatía con su situación, la solución es práctica proporcionándole comida, no teórica hablándole de la abundancia que vendrá en el futuro, el que se desangra por una herida necesita atención inmediata para salvarle la vida, no palabras de esperanza de un mundo mejor.

Quien vive en guerra anhela la paz, quien vive en paz jamás desea la guerra, son dos estados antagónicos, donde el uno es un vil laboratorio de muerte y el otro una fuente de vida.

Hacer sonar las trompetas que anuncian guerra es advertir que vienen tiempos de tortura, caos y dolor, nadie en absoluto quiere el sufrimiento como aliado y solo en las relaciones sado-masoquistas el dolor es reclamado por el masoquista como ingrediente que estimula el placer, esta es una enfermedad del alma de algunos y no una condición general de los seres humanos.

Mientras la paz es vocación universal de la humanidad, la guerra es la marca de mentes empequeñecidas por el odio, manifestación de desprecio por todo el género humano, porque quien odia a sus semejantes se odia así mismo.

Todo el que quiere vivir en guerra borra de su diccionario la compasión y la misericordia y un individuo carente de estas virtudes, se asemeja a un recipiente para agua vacío en el medio del desierto, que solo es una fachada externa de falsas ilusiones para el viajero sediento que depende del vital líquido para sobrevivir.

La guerra te conducirá sin poder evitarlo al despeñadero que lleva la muerte, la paz te conducirá a la cima que proclama la vida.

Delante de ti esta la elección: la vida o la muerte. ¡Tú decides!

POR EL PASTOR: FERNANDO ZULETA V


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