Hay personas que incitan a hacer el mal, y aunque ellos no
lo hagan en persona, su motivación lleva a otros a actuar, de igual manera son
responsables, en algunos casos crean las condiciones para que los demás ejecuten las malas acciones, el código penal
los llama autores intelectuales, porque fue de sus mentes retorcidas de donde salió
la idea maquiavélica y en vez de desecharla la transmitieron a otros de mente débil
que realizaron en la parte física los hechos , estos son los llamados autores
materiales.
Por lo general la mayoría de los incitadores, no se lían en
la pelea física, pero azuzan y estimulan a los demás a hacerlo, en palabras coloquiales
son casquilleros, me recuerdo que más de una vez en la infancia participe en
peleas callejeras por el estímulo y la provocación de otros, de una que nunca
he olvidado llegue con los ojos morados a la escuela y el profesor de turno, me
abordo para preguntarme la causa, le dije: pelee con fulano, averiguo las
causas, y usando su entendimiento castigo a los que nos aguijonearon para la disputa
a puño limpio, bueno, los dos contrincantes tampoco salimos indemnes del
castigo. ¡Solución salomónica!
En nuestros tiempos la guerra siempre la pelean los de a pie,
los provocadores están ocupados de brindarle las armas a los contendientes; en
el campo de batalla caen los que no están defendiendo nada, sino que son usados
como carne de cañón, son manipulados y obligados por leyes y normas instituidas
por hombres que han visto en las contiendas los medios para tener fortuna fácil
a costa de los incautos.
En la antigüedad los reyes o gobernantes comandaban la
vanguardia de los ejércitos en los campos de batalla, muchos de ellos murieron
en buena lid, algunos escapaban heridos, pero al sanar quedaban listos para
volver al frente y ser los directos responsables de ganar o perder los
combates. Hoy dan las órdenes de un cómodo bunker a veces a miles de quilometros
de donde se están generando los acontecimientos. Todo el que quiera la guerra debe de ir al
frente del combate. Si los países establecieran
leyes inviolables para hacer la guerra, obligando a los que las hacen a ir al frete
de batalla, haría mucho tiempo que se hubieran acabado las disputas por medio
de las armas y todo se arreglaría con la diplomacia y el dialogo entre los
adversarios.
Los que quieren el no en el próximo plebiscito para poner
fin al conflicto armado colombiano, no pueden alinearse en alguno de los dos
bandos en contienda, porque no será aceptado por ninguno, porque ambos desean la
paz y estarán en el medio sin poder decidir por cual inclinan su preferencia, pero hay que
recordarles que no se pude quedar bien con Dios y con el diablo, Dios es amigo incondicional de la paz, en esa circunstancia la pregunta ociosa pero validad es: ¿de qué lado están?
Otra cosa que es importante a tener en cuenta para los que
reclaman justicia, que la justicia del hombre es catalogada por Dios como
trapos de inmundicia (Is.64.6) está comparando a la justicia humana con los
trapos que las mujeres usaban cuando tenían la menstruación, faltaba mucho
tiempo para que se inventaran los toallas sanitarias, hoy en palabras contemporáneas
se diría: la justicia de los hombre son como las toallas sanitarias después que
las mujeres las han usado para evitar que los derrames por la menstruación se
hagan visibles. Y esa es la justicia que
reclaman los hombres, una que se acomode a sus pretensiones revanchistas y se
olvidan que la justicia perfecta es de
DIOS Y El dará el pago que merece cada uno de nosotros.
Por el pastor: Fernando
Zuleta V..
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