domingo, 14 de agosto de 2016

SOLO EL CREADOR PUEDE EXPLICAR SU CREACION



La trascendencia humana está íntimamente ligada a la relación con su Creador, habida cuenta de lo que está estipulado por las normas divinas, las cuales permanecen inalterables en el tiempo, así sean violadas consuetudinariamente por el hombre, debido a que los decretos de Dios no son proclives a la anulación o a la derogación, porque son con exactitud rigurosa como su Creador, eternos y perfectos.

Parase que el ser humano  no entiende que su paso por esta tierra es más rápido que el recorrido de un rayo, del cual solo vemos por un instante una luz fulgurante que rasga el firmamento y desaparece de inmediato, a veces vive como si su estadía aquí fuera para siempre y se olvida por completo que esta es sola una brevísima escala en su recorrido, que tuvo inicio pero no tiene final. No ha logrado entender que al haber sido echo a imagen y semejanza de su Creador tiene un alma imperecedera que lo hace único entre todas las criaturas del universo y lo asemeja a su Hacedor en ser eterno, sea que pase la eternidad alejado de su Señor o en su presencia, en ninguno de los casos se extinguirá.

Se barajan todas las  opciones, se dan innumerables interpretaciones e inagotable mar de opiniones sobre las tres preguntas de mayor impacto existencialista ¿de dónde vengo? ¿Quién soy? Y ¿A dónde voy?, todas las responde Dios en su Santa Palabra, pero pocos están conformes con sus respuestas y quieren averiguar por medios inadecuados lo que es imposible que lo expliquen las cosas hechas por el Omnipotente  Señor, dentro de toda diversidad de objetos que hombre ha creado, lo que más admiración a despertado en mí, son las fabulosas computadoras y de echo son lo más parecido a la mente humana que existe, pero ella no puede por sí sola explicar su existencia, con simpleza su constructor la llena de datos que almacena en su memoria y después al ser manipulada ella da las respuestas, pero sus conclusiones no son originales, alguien con mente más poderosa que sus sofisticados componentes la atiborro de información y tanto es que puede dar respuestas falsas o contrarias a la realidad y eso depende de quién haya colocado la información en ella.

Todo el apuro de los hombres de ciencia por encontrar el origen de la vida solo tiene como premisa desvirtuar la verdad sobre ello, porque están empecinados en demostrar que Dios nada tiene que ver en el asunto, si están tan seguros, ¿para que gastar tantas neuronas, tiempo, dinero y la sofisticada parafernalia científica en demostrarlo? Me temo que existe una duda muy grande que genera el impulso permanente a encontrar la verdad donde no es posible conseguirla, debido a que las cosas hechas no explican su origen, el origen lo explica quien las hizo.

Todo lo creado, incluyendo a lo más portentoso que conocemos, como es el ser humano dirá mucho de su Creador, pero jamás podrá explicar su origen aparte de la información que le de quien lo hizo. 

Se han devanado los sesos pléyades de investigadores, para averiguar cómo se hicieron cosas terrenales, elaboradas por personas, pero que no dejaron planos o manuales, ni siquiera tradición oral, sin obtener resultados concluyentes  y determinantes y solo hay conjeturas y teorías, ejemplo  emblemático son las pirámides de Egipto y si no podemos llegar al conocimiento de verdades expuestas delante de nuestros ojos, construidas por individuos iguales a nosotros, ¿Cómo llegaremos al conocimiento de verdades ocultas, que surgen de la mente infinita del Gran Yo Soy sin que Él sea quien las revele? Es clara y contundente la respuesta de Dios ante tales pretensiones: profesando ser sabios se hicieron necios.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


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