lunes, 18 de agosto de 2014

LOS ESLABONES DE UNA CADENA



Un eslabón puede iniciarse de la manera más sutil e inofensiva, vamos a suponer de que alguien está tratando de explicar la causa de una decisión o las motivaciones que lo indujeron a determinada acción, pero por no ser un buen comunicador usando palabras inconexas con la temática no logra su objetivo que es hacerse entender, si esa persona no está claro de  sus limitaciones  y hace un esfuerzo adicional para alcanzar su cometido, lo primero que aparece es la frustración, que da inicio a una serie de cuestionamientos que pueden dirigirse interna o externamente al no poder controlar las emociones, lo segundo que experimenta es beligerancia y comienza el terrible drama al dar cabida a pensamientos negativos que pueden derivar  en una ristra de acusaciones sobre los que no entendieron lo que quería transmitir, entonces  la ira a hacer su presentación, abonando el camino para que surja el resentimiento y cuando este se entronice, hace metástasis produciendo la raíz de amargura  que al profundizar y ampliar sus tentáculos invaden todos los aposentos internos y llena el corazón de rencor, adicionalmente se pone a la defensiva y cada vez que tiene oportunidad va hablar mal de quien él considera  que no lo supo escuchar, pero al mismo tiempo que su posición lo daña hace que todos cuanto lo oyen sean contaminados, de manera que el veneno que lo emponzoña hace lo propio con los demás.

El problema real de todo esto es que aunque en algún momento esta persona se dé cuenta del error en que ha incurrido y tome la decisión de pedir perdón a quien considera su ofensor es imposible recoger las palabras que se han esparcido por diferentes caminos, ramificándose y extendiéndose como el humo en el espacio libre, que al ser difundido por el viento toma todas las direcciones que le permite el ancho y largo espacio de la bóveda celeste.

Adicionado a esto y dependiendo del tiempo que ha compartido con tan indeseados huéspedes, puede haber contraído enfermedades sicosomáticas de diferente calibre, ya que la persona a sufrido un ataque directo a su corazón y este como está integrado a todos los sistemas que componen el cuerpo humano termina por arrastrarlos para que sigan todos sus sentimientos y deseos,  manifestándose  una descompensación general que va en detrimento de la salud física, mental y espiritual, haciendo aparición los síntomas de diferente índole y aunque parezca raro serán desde las extrañas jaquecas, dolores fuertes de cabeza, cáncer en diferentes presentaciones, afecciones cardíacas, pensamientos suicidas y muchas otras patologías que científicamente resultan difíciles de diagnosticar y tratar por tener síntomas amalgamados de lo espiritual y lo físico.

Leyendo sobre este asunto un medico cristiano testificaba diciendo: cuando trato a un paciente, sea cualquiera los síntomas que presente, lo primero que investigo es en el área espiritual porque he comprobado que el 80% de las enfermedades tienen su origen en los sentimientos de ira, odio, o resentimiento hacia los demás y cuando logro encontrar la causa espiritual la batalla contra la enfermedad está ganada 100%.

Cuídese mí amado hermano y amigo de dar albergue a las bajas pasiones, no alimente los deseos profanos, ni de cavidad a los pensamientos destructivos, porque con ello el que sufre las peores consecuencias es Ud. Mismo, porque cada eslabón de esta cadena, terminara envolviéndolo de forma tan formidable, que se hará  imposible de romper usando medios humanos por científicos y vanguardistas que sean. Hay uno solo que tiene el poder para liberarlo de tan poderosas ataduras y su nombre es: Jesucristo y él lo asegura diciendo: y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan. 8: 32)

Por el pastor: Fernando Zuleta V.



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